Los poetas de la antigüedad creían que cuando aparecían las musas estas les presentaban los sucesos que luego relatarían en sus poemas, por eso no dudaban en invocarlas, ya que consideraban que su poder los inspiraría en sus trabajos literarios.
Una musa puede ser, por otra parte, una persona que incita a la creación artística. Una mujer agraciada logra constituirse en la musa de un poeta, pintor o escritor sin que esto suponga un origen divino o sobrenatural de la persona en cuestión. Se trata, simplemente, de alguien que despierta pasiones en el artista, quien decide plasmar estas emociones a través de sus creaciones. Musas fueron Beatriz para Dante, Laura para Petrarca o Fuensanta para López Velarde. Musa es sinónimo de poesía y de inspiración poética, de belleza, de amor al arte.
Valeriano entiende por las musas a los instrumentos con el que el hombre habla, y asegura que su arrebato transporta el espíritu de gloria en gloria hasta esa cima de gozo en la conciencia, más allá de la esperanza y del temor.
Pero definitivamente ella se sale de lo tradicional, es una maravillosa atípica e imperfecta musa que consigue que al retratarla me tiemble el pulso. Por eso la adoro, cualquier rasgo suyo hace que renacazca, aparecen las ganas de demostrarle al mundo lo hermosa y especial que es, de coger lápiz y papel y pasarse horas intentando que el corazón no me tapone la garganta mientras trato de plasmar sus iris color cielo en algo tan insignificante y banal como una hoja en blanco. El pequeño anhelo secreto de mi alma, un deseo profundo del corazón..
Mi inalcanzable musa..
No hay comentarios:
Publicar un comentario