- Hola, campeón. Me preguntaba qué te habría pasado. Quítate los pantalones y empecemos de una vez.
- Siento llegar tarde, estaba con Sierra. Cuando llegues a casa tendrás que enfrentarte a una novia muy angustiada..
- No se lo habrás dicho..
- No, no, claro que no. Eso te lo dejo a ti. Solo que no podía organizar vuestra boda.
- Ah, eso.
- Dime... ¿Cuándo piensas decírselo?
- ¿Decirle qué?
- Lo tuyo conmigo. Ella te quiere, ¿sabes? Es más que amor, te idolatra. Te adora. Cree en ti. ¿Sabes lo herida, lo hecha polvo que se quedaría si lo averigua?
- ¿Y por qué tiene que averiguarlo? Ni ella ni nadie.
- Porque es la verdad.
- La verdad es que no tengo nada que ganar y puedo perderlo todo. Verás, yo soy un negocio. Drew Boyd SA. Mucha gente gana millones gracias a mí, ¿tienes idea de lo que pasaría si se supiera? Perdería a mis amigos, mis compañeros de equipo, mis seguidores, mis patrocinadores. Y encima perdería lo que más quiero en el mundo, jugar al fútbol. Además, quiero a Sierra. Quiero tener una esposa e hijos como todo el mundo.
- ¿Y nosotros?
- Nada tiene por qué cambiar. Y nadie necesita saberlo, no es asunto suyo.
- Verás, todo lo que dices tiene mucho sentido, y la mayoría estaría de acuerdo contigo, ¿por qué decírselo a nadie, por qué perderlo todo cuando puede ser tu secreto? Pero para mí fue diferente. Desde el principio la gente veía lo que yo era, lo que, creeme, no me facilitó la vida. Me han dado palizas, maldecido y escupido desde el primer día. Pero en parte, estuvo bien, porque nunca he vivido una mentira. Y no pienso empezar ahora, ni por ti, ni por nadie.
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