Lo esencial es invisible a los ojos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Porcelain.

No, mi pequeña, te equivocas. No han muerto las madrugadas. Están ahí. Y todo lo que nos hizo mover montañas está ahí, todos los mensajes que mandamos están ahí, sobreviviendo a ser borrados con el paso de los días. Ahí permanecerá cada secreto, cada carcajada, cada sonrisa gracias a ti que nunca pudiste ver. Ahí, en ese mismo lugar con voz propia que grita lo mucho que te echa de menos. . . ahí, ahí donde duele a horrores que creas que ya no queda nada. Ahí, en el lugar donde se te considera indispensable, donde tus rizos bailan al compás con mis recuerdos, ahí, con tu ímpetu y tu sinceridad aplastante, ahí, contigo, por siempre. Porque todo lo que nos confesamos en esos dos meses que huelen a verano seguirá ahí, justo ahí, en esa parte izquierda del pecho, ahí, ahí donde hurga toda la ternura que te recuerda, ahí. . .

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