Lo esencial es invisible a los ojos.

viernes, 4 de junio de 2010

Nubes rosas.

¡Si, están rosas! Y el cielo rojo, rojo sangre. Y el sol amarillo huevo fosforito que destaca ostentoso entre el paisaje.

La repisa de la ventana no es suficiente, nunca lo ha sido. Nunca ha conseguido minimizar las ganas irrefrenables de salir, de apoyarse en las manillas y.. desaparecer. De hacerse paso entre las cortinas, vaporosas y gastadas, y saltar. Romper los cristales en mil pedacitos que reluzcan bajo la luz dorada. Dejarse llevar y fundirse con esas nubes color algodón de azúcar.
Ojalá tuviera alas, unas pobladas grandes y blancas. Fuertes, tanto que consiguieran elevar mi peso y llevarme hasta el sur. Y que me dejaran caer a tu lado con la ligereza de una pluma..
Quiero tirarme. No para morir, nada de ideas suicidas. Tan solo es evasionismo, solo el deseo inocente de llegar hasta ti.

Suspiro. Una idea asoma en mi cabeza: pueden separarnos miles de kilómetros, pero las dos miramos el mismo cielo. Me reconforta.
Quiero creer que es así, que tú también piensas en mí en este mismo instante.
Recuerdo el domingo que nos moríamos por pasar abrazadas el día entero tiradas en la cama.

El aire caliente mueve las puntas de mi pelo y lo mece. Quiero verte.
Sueño despierta, cierro los ojos y te imagino a mi lado. Cuerpo con cuerpo, mirando hacia el infinito.
Entristece darse cuenta de que lo único que hay al abrirlos es mar. Por todas partes. Azul, cristalino, agitado. Estoy segura de que lo cruzaría para verte. Sonrío ante tal perspectiva, pienso que no me importará pasar frío mientras nado.
Ahora me apetece subir a un tejado. A ese naranja del caserón que está justo al lado de la playa. Sentarme en él y ver atardecer el resto de la eternidad.

Se ha echo de noche mientras escribo. Huele a verano, escucho un grillo.
Se han ido las nubes.
¡Una estrella! Corre, mira el cielo, ¿la ves?
Pues.. mirémosla juntas.

2 comentarios:

  1. Yo también he roto el muro de la distancia, pues aunque es imponente es la barrera mas frágil.
    Aunque con miedos inevitables, te enfrentas a el viaje con el corazón lleno de un sentimiento inexplicable, mezcla entre excitación, nerviosismo, impaciencia y todas tus esperanzas puestas en lo que estás haciendo.
    Jamás pude imaginar lo mas mínimo que las cosas fuesen a salir como yo esperaba, pero el simple hecho de ver tus mas profundos deseos cumplidos por completo es suficiente para que experimentes la mayor de las felicidades.

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