Lo esencial es invisible a los ojos.

miércoles, 18 de mayo de 2011

- Me voy, Deb. Dejo el restaurante, y Pittsburgh...
- ¡Sólo porque te dije que no era la chica de tus sueños no tienes por qué irte!
- Lo sé, no tiene nada que ver contigo. Se trata de mi. Cuando veo algo que me gusta tengo lo que podría llamar una fijación. Así es como soy yo, siempre he sido así, desde las gambas...
- ¿Las gambas...?
- Cuando era pequeña mis padres solían llevarnos a mi hermana Janine y a mi al Ramada todos los domingos por la noche para el bouffet de 8'95, los niños a mitad de precio. Tenían toda clase de platos imaginables, no te diré el menu, pero lo que más me gustaba eran las gambas, y siempre iba a buscar más, y más, y más... Mis padres me decían: ¡prueba el rosbif, prueba el pollo a la cazadora, prueba el stroganoff! Pero yo sabía lo que me gustaba y seguía con ello. Sé que si me quedo aquí no podré avanzar, no podré dejar de quererte, y eso no sería bueno para ninguna de las dos. Estoy... Estoy segura de que cuando pruebe el rosbif, me gustará.

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