-Tenías razón. Brian demostraba que me quería, todos los días, a pesar de no decírmelo nunca. Y a pesar de que nunca me lo dirá.
viernes, 22 de octubre de 2010
- ¿Qué intentas decirme, Alex, que tienes miedo? Nunca sabemos nada de nosotros, del amor, del futuro. Tiene razón Lucio: sólo viviendo lo sabremos. ¿Qué puede haber más hermoso?
Alessandro mueve ligeramente la cabeza.
- Uno de los dos se hará daño. La diferencia de edad es demasiado grande.
- ¿Y tienes miedo de ser tú el que se haga daño? ¿Crees que para mí es solo una aventura? Es más fácil que sea así para ti, lo dicen todas mis amigas...
Alessandro extiende los brazos.
- ¡Eh! ¡No sabía que les gustase tanto! Si es por eso, también mis amigos lo dicen.
- ¿Qué te dicen?
- Diviértete lo que puedas, antes de que ella se canse.
- Por supuesto, todos están casados, tienen mujer, algunos hasta hijos, y llevan mal este momento tuyo, porque también a ellos les gustaría vivirlo. Alex, el que tiene miedo de decidir eres tú. En mi opinión, es solo una cuestión de miedo.
- ¿Miedo?
- Miedo a amar. Repito, ¿qué puede haber más hermoso? ¿Qué riesgo mayor vale la pena correr? Con lo bonito que es entregarse a la otra persona, confiar en ella y no pensar en nada más que en verla sonreír.
- Sí, es muy hermoso. Pero entre nosotros hay veinte años de diferencia.
Niki se saca del bolsillo un folio.
- Vale, ya sabía que antes o después acabaría saliendo el tema. Por eso estoy preparada. Aquí está... Tom Cruise y Katie Holmes, Luca Cordero di Montezemolo y Ludovica Andreoli, Woody Allen y Soon-Yi, Pierce Brosnan y Keely Shaye Smith... están también todos los que tienen la misma edad o casi, que se llevan uno o dos años, e igualmente se han separado. Pero ¡esta lista no cabía ni en un camión! - Niki coge el papel y lo tira en el asiento de atrás- Ya sabía yo que algún día me serviría, pero esperaba que no fuese así. El amor más hermoso es un cálculo equivocado, una excepción que confirma la regla, aquello para lo que siempre habías utilizado la palabra nunca. Qué tengo que ver yo con tu pasado, yo soy una variable enloquecida de tu vida. Pero no voy a convencerte de ello. El amor no es sabiduría, es locura...
Alessandro le acaricia el pelo con dulzura, se lo aparta de la cara. Luego le sonríe. Y vuelve a cantar.
- Deseo tanto que seas sincera... - Y la besa. Un beso lento, suave, que quisiera poder hablar, decirlo serenamente todo, bastante, demasiado. Tengo ganas de enamorarme, Niki, de amar, de ser amado, quiero un sueño, quiero construir, quiero tener certezas. Intenta entenderlo. Necesito olvidar todo cuanto sucedió en esos veinte años pasados sin ti. ¿Todo esto lo sabe decir un beso? Depende de lo ligeros que sean los labios que lo reciben...
Alessandro mueve ligeramente la cabeza.
- Uno de los dos se hará daño. La diferencia de edad es demasiado grande.
- ¿Y tienes miedo de ser tú el que se haga daño? ¿Crees que para mí es solo una aventura? Es más fácil que sea así para ti, lo dicen todas mis amigas...
Alessandro extiende los brazos.
- ¡Eh! ¡No sabía que les gustase tanto! Si es por eso, también mis amigos lo dicen.
- ¿Qué te dicen?
- Diviértete lo que puedas, antes de que ella se canse.
- Por supuesto, todos están casados, tienen mujer, algunos hasta hijos, y llevan mal este momento tuyo, porque también a ellos les gustaría vivirlo. Alex, el que tiene miedo de decidir eres tú. En mi opinión, es solo una cuestión de miedo.
- ¿Miedo?
- Miedo a amar. Repito, ¿qué puede haber más hermoso? ¿Qué riesgo mayor vale la pena correr? Con lo bonito que es entregarse a la otra persona, confiar en ella y no pensar en nada más que en verla sonreír.
- Sí, es muy hermoso. Pero entre nosotros hay veinte años de diferencia.
Niki se saca del bolsillo un folio.
- Vale, ya sabía que antes o después acabaría saliendo el tema. Por eso estoy preparada. Aquí está... Tom Cruise y Katie Holmes, Luca Cordero di Montezemolo y Ludovica Andreoli, Woody Allen y Soon-Yi, Pierce Brosnan y Keely Shaye Smith... están también todos los que tienen la misma edad o casi, que se llevan uno o dos años, e igualmente se han separado. Pero ¡esta lista no cabía ni en un camión! - Niki coge el papel y lo tira en el asiento de atrás- Ya sabía yo que algún día me serviría, pero esperaba que no fuese así. El amor más hermoso es un cálculo equivocado, una excepción que confirma la regla, aquello para lo que siempre habías utilizado la palabra nunca. Qué tengo que ver yo con tu pasado, yo soy una variable enloquecida de tu vida. Pero no voy a convencerte de ello. El amor no es sabiduría, es locura...
Alessandro le acaricia el pelo con dulzura, se lo aparta de la cara. Luego le sonríe. Y vuelve a cantar.
- Deseo tanto que seas sincera... - Y la besa. Un beso lento, suave, que quisiera poder hablar, decirlo serenamente todo, bastante, demasiado. Tengo ganas de enamorarme, Niki, de amar, de ser amado, quiero un sueño, quiero construir, quiero tener certezas. Intenta entenderlo. Necesito olvidar todo cuanto sucedió en esos veinte años pasados sin ti. ¿Todo esto lo sabe decir un beso? Depende de lo ligeros que sean los labios que lo reciben...
Federico Moccia, Perdona si te llamo amor.
jueves, 21 de octubre de 2010
- Para ser sincero, de vez en cuando me pregunto por qué razón di ese paso hace veinte años.
- ¿Te arrepientes?
- No es eso, pero... - la mira con recelo - ¿no será que me diste a beber algún mejunje para que yo te hiciese tan insólita y preocupante petición? Si no, no se explica.
- Te odio. Me has ofendido. Mañana saldré en serio. Y no para hablar, si no para ir de compras, y de las de verdad. El palo que le vamos a dar a tu tarjeta de crédito será tan fuerte que tendrás que fugarte con el director del banco.
- Vaya, como aquellos dos de Brokeback Mountain.
- Sí, sólo que vosotros dos no os refugiaréis en Wyoming; como mucho en Pescasseroli, y endeudados hasta el cuello.
- Debo hacer constar que esto es un chantaje econónimo.
Está bien, ya hablo. Ya sé por qué me casé contigo - Roberto se da la vuelta, la mira con intensidad y se queda unos instantes en silencio, para crear suspense. A continuación, le sonríe.
- ¿Y bien? Me estás poniendo nerviosa.
- Es muy simple. Un verbo conjugado en tres tiempos.
- ¿Qué? No lo entiendo.
- Te amaba. Te amo. Te amaré....
- ¿Te arrepientes?
- No es eso, pero... - la mira con recelo - ¿no será que me diste a beber algún mejunje para que yo te hiciese tan insólita y preocupante petición? Si no, no se explica.
- Te odio. Me has ofendido. Mañana saldré en serio. Y no para hablar, si no para ir de compras, y de las de verdad. El palo que le vamos a dar a tu tarjeta de crédito será tan fuerte que tendrás que fugarte con el director del banco.
- Vaya, como aquellos dos de Brokeback Mountain.
- Sí, sólo que vosotros dos no os refugiaréis en Wyoming; como mucho en Pescasseroli, y endeudados hasta el cuello.
- Debo hacer constar que esto es un chantaje econónimo.
Está bien, ya hablo. Ya sé por qué me casé contigo - Roberto se da la vuelta, la mira con intensidad y se queda unos instantes en silencio, para crear suspense. A continuación, le sonríe.
- ¿Y bien? Me estás poniendo nerviosa.
- Es muy simple. Un verbo conjugado en tres tiempos.
- ¿Qué? No lo entiendo.
- Te amaba. Te amo. Te amaré....
Federico Moccia, Perdona si te llamo amor.
lunes, 18 de octubre de 2010
Buenos días, mundo. Niki se despereza. ¿Me haces un regalo hoy? Me gustaría levantarme de la cama y encontrarme una rosa. Roja no. Blanca. Para escribir en ella como si fuese una página nueva. Una rosa dejada por alguien que piensa en mí y a quien todavía no conozco. Lo sé. Un contrasentido. Pero me haría sonreír. La cogería y me la llevaría al instituto. La dejaría apoyada en el pupitre, sin más, sin decir nada. Las Olas se acercarían llenas de curiosidad.
-¡Eh! ¿Quién te la ha regalado?
-¿Fabio?
-¿Lo está intentando de nuevo?
-Sí, sí, él. Una rosa... ¡si acaso un cardo seco!
Y todas a reírse. Y yo, todavía sin decir nada, la dejaría allí toda la mañana. Después, a última hora, arrancaría uno a uno los pétalos y, con un rotulador azul, escribiría letra a letra, una sola en cada pétalo, la frase de aquella canción tan bonita: "Entre los obstáculos del corazón hay un principio de alegría que me gustaría merecer...", y después tiraría los pétalos por la ventana. Podría ser que alguien los encontrase. Que volviese a ponerlas en orden. Que leyese la frase. Y que me viniese a buscar...
-¡Eh! ¿Quién te la ha regalado?
-¿Fabio?
-¿Lo está intentando de nuevo?
-Sí, sí, él. Una rosa... ¡si acaso un cardo seco!
Y todas a reírse. Y yo, todavía sin decir nada, la dejaría allí toda la mañana. Después, a última hora, arrancaría uno a uno los pétalos y, con un rotulador azul, escribiría letra a letra, una sola en cada pétalo, la frase de aquella canción tan bonita: "Entre los obstáculos del corazón hay un principio de alegría que me gustaría merecer...", y después tiraría los pétalos por la ventana. Podría ser que alguien los encontrase. Que volviese a ponerlas en orden. Que leyese la frase. Y que me viniese a buscar...
Federico Moccia, Perdona si te llamo amor.
domingo, 17 de octubre de 2010
jueves, 14 de octubre de 2010
つかさ.
Él, alma perdida, ha vuelto demasiado temprano esta noche. La llamada que ha recibido mientras se evadía del mundo, fumando codo con codo con uno de sus mejores amigos, le ha dejado completamente hecho polvo. Camina por el piso deshaciéndose con violencia de la camisa que de modo repentino le resulta asfixiante. Sigue indiferente con la mirada el recorrido de los botones que saltan suicidas desde su pecho. Ha rasgado una de las mangas. - La verdad es que era una camisa cara.... Pero no le importa en absoluto. Y sospecha con miedo que ya no le importa nada. Se descalza y sube a zancadas las escaleras hacia su cuarto. Le echa un vistazo al reloj. La adrenalina que le corre frenética por las venas, nublándole la vista, hace que se sienta incapaz de enfocar los objetos con claridad. Las manecillas se le antojan tan diminutas que no consigue leer la hora. -Joder. Vamos, Jun. Los latidos de su corazón le taponan la garganta. Decide calmarse: inspira, expira. Arrastra los pies y se tira boca abajo sobre la cama. La humedad de la colcha se le clava al instante en la espina dorsal. Realmente hacía mucho que no se pasaba por casa. Huele a cerrado, a viejo, a polvo. Siente que se le revuelve el estómago, todavía no puede creer la noticia que le ronda incesante la cabeza. Habla consigo mismo. Le reprocha a su propia conciencia. -Pero ¿de qué te quejas, eh? Ha hecho lo que le ha dado la gana, exactamente igual que tú. No tienes derecho a que te duela. Sabes de sobra que no tienes derecho a nada.. Pero solloza. De modo inevitable. Y acto seguido se siente pequeño, insignificante. En silencio, se encoge, tirando con las rodillas de todas las mantas que cubren el inmenso colchón. -Él era mi vida, piensa. Y al segundo siguiente, rectifica, sacudiendo la cabeza. -Todavía lo es... Suspira. Odia con todas sus fuerzas sentirse vulnerable, y, aunque está solo, no puede evitar preguntarse qué dirían los que le respetan si le viesen así. Reflexiona en voz alta. -Tú te lo has buscado, te has comportado como un hijo de puta sin sentimientos. Se muerde el labio, cierra los ojos. Las verdades escuecen. -Buscabas independencia ¿no es eso? En el fondo sabes que sí, dolía tanto estar peleados, verle malhumorado a diario... no lo soportabas, las cadenas que decidísteis poneros empezaban a pesar. Y ¿qué hiciste? Era tan sencillo. Huir... Se maldice en silencio una y otra vez, gritando contra la almohada. - Cobarde, cobarde, cobarde... Le duele la garganta, mucho. La garganta, el corazón, cada órgano de su cuerpo. Siente que las alas que crecieron cuando se marchó de su lado han comenzado a ser inútiles e innecesarias. No quieren estar más ahí, porque la libertad no sirve de nada si no la comparte con él. Rompe a llorar. Qué más dará. Sus acciones pasadas le mortifican. Y aunque trata de serenarse, su cuerpo tiembla con violencia. Le resulta imposible no pensar cómo sería contemplarlo mecido entre los brazos de otro. Aprieta con tanta fuerza los dientes que comienza a sentir un dolor punzante en la mandíbula. Eso es lo que le han dicho: le han visto con otra persona. Aseguraban que se besaba con su nuevo amante como si el pasado para él ya se hubiese esfumado. No lo soporta, no quiere pensarlo, desearía vivir en la ignorancia... pero sabe que si así fuera se sentiría incluso peor. Lo que ocurre es que no comprende cómo ha podido pasar página tan rápido. Porque él, sin embargo... -Si llegase a enterarse.. murmura para sus adentros. Lleva una mano a tientas hasta su rostro, retirando con la palma de esta cualquier rastro de ese estúpido y repentino llanto. Se da la vuelta hasta quedar mirando hacia el techo. Una mancha oscura, tal vez de moho, se ha instalado en la esquina que forma este con una de las paredes de la habitación. Consigue fijarse en las motas más negras un par de segundos, pero los pensamientos vuelven a agolparse en su cabeza. Se da cuenta de algo. En realidad, quiere que lo sepa, le da igual el por qué. Se siente egoísta, pero le resulta indiferente. Por completo. Tan solo necesita que conozca su verdad, lo que decida hacer a partir de entonces será otra historia. Coge aire con fuerza: -¿Cómo decírselo? La última vez que se decidió a hablar con él resultó un completo desastre. Sabe que dará igual lo que alegue, no le creerá. Es perfectamente consciente: -El precio de la mentira, las putas consecuencias de tus propios actos... gruñe para si, pasándose las manos por el rostro, frustrado. -¿Cómo confesarle que desde que se fue, no he sido capaz...? No, detente. -No nos engañemos... Abre los ojos de golpe, incorporándose a la vez para caminar hacia la terraza. Necesita distraerse. -Vale, si, de acuerdo... no podría volver a mentirle. Quizás algunos besos furtivos de madrugada, ¿para qué negarlo? No soy de piedra, no puedo evitar sentir cosas... Asiente, separando tras pequeños forcejeos con las manillas las dos puertas que conforman la ventana. Se apoya en el marco de esta, con todo su peso sobre los brazos. El rostro le cuelga hacia abajo entre ellos, los tupidos mechones de pelo negro ocultan sus facciones. Entonces, tensando los músculos de las manos, clavando las uñas en la madera, lo admite. En voz alta. No he vuelto a tocar a nadie. Y mucho menos, a dejarse tocar. El más mínimo roce que él no haya solicitado antes le resulta repulsivo. Sonríe, se le viene a la cabeza lo que le dijo un gran amigo al que fue capaz de contárselo: "Si no lo haces, es porque le quieres de verdad" Y así, por un débil instante, se siente orgulloso de sí mismo. También recuerda como llegó a darse cuenta de que nunca más podría volver a hacerlo. Aquella chica, hacía apenas unas semanas:
Ella le había invitado a pasar la tarde a su lado. Y por no sentirse solo, él aceptó. Era francamente hermosa. Ojos grandes, sonrisa amplia, bonita, franca. Habladora, mucho, y no demasiado inteligente... para ser sinceros, apenas tenía conversación. Se dedicaba a soltar risitas agudas mientras cruzaba las piernas una y otra vez sobre el sofá. Compartían en la intimidad de su piso un par de chocolates calientes. Él, bloqueado, rígido de pies a cabeza, observaba su taza de reojo. Sobre esta flotaba una suave nube de nata que no tardaría en fundirse. Ella, al verle así, creyendo que era lo que esperaba, se la ofreció.
-No, no, gracias... se me ha quitado el apetito - dijo. Y no era ninguna excusa barata: en cuanto el olor subió por su nariz y llegó a la garganta, esta se cerró. Así, sin más. Eso era... nuestra relación olía a dulce. A chocolate... Basta, por piedad. Demasiadas sensaciones... en ese momento volvía la imagen de ellos dos en la cocina, riendo despreocupados, observando cómo sus tazas daban vueltas en el interior del microondas. Era de madrugada, ese noche había podido quedarse con él hasta tarde. Al día siguiente no tenía que trabajar y se sentía exultante de alegría por poder dormir a su lado. Le observaba apoyado de espaldas sobre la encimera que rozaba justo el final de su espalda. Compartían sus pensamientos, dialogaban abiertamente. Ni un solo ápice de vergüenza en la voz.
Imaginaban con todo lujo de detalles una vida despreocupada, tan solo ellos dos y su mundo. Su burbuja…
El interior del electrodoméstico emitía una suave luz que se mezclaba con la apenas inexistente claridad que entraba por la ventana. Hacía que resaltasen todavía más sus finos rasgos. La sombra de su nariz tapaba parte de su labio inferior, cada vez que desviaba la mirada se proyectaba el dibujo de sus pestañas sobre los pómulos. Los mechones más largos de su pelo le caían a ambos lados de la cabeza, como una cascada, rozándole las sienes. Su sonrisa se convertía en algo sobrenatural, hermosísima hasta el dolor. Estaban tan cerca el uno del otro que cuando reía podía apreciar el dulce aroma de su aliento. Fresco, alegre, sincero. Le dedicaba sus gestos más exquisitos. Se comían con la mirada...
- Oppa, ¿qué ocurre, estás triste? - preguntó con voz melosa, y él la fulminó con la mirada. Había estropeado su fantasía. - Mizu-chan te animará... - Y se acercó. Se había situado peligrosamente cerca desde el principio, y a pesar de que él no daba signo alguno de corresponderla, lo hizo. Inclinó el cuerpo hacia delante hasta poder besarle. Le pilló desprevenido, así que no pudo hacer otra cosa que cerrar los ojos de modo instintivo. Se dejó llevar: su aliento era cálido, se pegaba a su boca cada vez que cogía aire para respirar. Caray, el corazón le latía muy rápido, pudo verlo en sus ojos. Temblaba. Sus labios eran suaves, esponjosos, tiernos... Tanto que durante una milésima de segundo se camuflaron con sus recuerdos, haciéndole dudar de la realidad en la que se encontraba. Qué suspicaz era aquella muchachita, logró mezclarse con su imagen mental. Pero aquellos no eran los besos a los que estaba acostumbrado…
Mientras le daba vueltas a esto, su pequeña acompañante ya había conseguido sentarse sobre él. Deslizaba un dedo insinuante por el cuello de su camisa. Ladeaba la cabeza devorándole con ansia. Mordía, succionaba, observaba con notable atención los escasos efectos de sus actos sobre él. Qué graciosa, le ardían las mejillas. Preciosa, inconsiente, paseó una mano por su pecho hasta llegar a su vientre. Comenzó a desabrochar a tientas su cinturón. Entonces él abrió los ojos, reaccionó. - No pensó - de eso nada, detente. No eres él. ¿Quién te has creído?
- ¡Aléjate, no me toques! - Chilló, histérico. Y acto seguido se sorprendió sentado en la esquina contraria del sofá, frunciendo el ceño, realmente molesto, dispuesto a levantarse – Disculpa, me voy.
Esboza una media sonrisa cargada de tristeza, vuelve a sentir cómo se le encoge el corazón. - Maldita sea.
Entreabre los ojos cuando un rayo de sol le golpea los párpados, viéndose obligado a abrir estos, preguntándose qué hora será. Balbucea rezando porque le escuche. - Me arrepiento a diario... dice sabiendo que suena afligido, aunque su sinceridad ya no es creíble, al menos no a sus ojos…
Con qué facilidad podría haberle hecho feliz. Tan solo cambiando su modo de actuar, tan solo frenándole los pies a un par de personas. ¿Acaso era tan complicado? Niega, llevándose ambas manos a la cabeza, despeinándose, resoplando. No era consciente de la parte amarga de ese plan que aparentaba ser perfecto... Cómo aborrece lo que un día le dijo al amanecer. "Vamos, ódiame. Te he hecho mucho daño, recuérdame como la peor persona a la que has conocido. Quizás así vivas tranquilo."
Se para en seco con la mirada fija en un punto cualquiera del suelo. Piensa: en realidad, lo ha conseguido. Le odia, le ha olvidado, es feliz con otra persona. Lo que no podría haber imaginado es que sería tan doloroso reconocerlo. Las lágrimas regresan, y esta vez se siente sin fuerzas para luchar contra ellas. Simplemente permite que rueden libres por sus mejillas. Jun, te has dado de cabeza contra la aplastante realidad. - Nadie... nadie será capaz de reemplazarle… admite con un hilo de voz que sale todo lo firme que puede de su boca. Ya ni se esfuerza en pronunciar bien, han vuelto a invadirle los recuerdos. No hay nada que hacer. Así que se deja caer en el suelo.
La textura de su pelo, el perfume picante de cada pedacito de su piel de porcelana... sus suspiros, que parecían eternos cuando estaba disgustado. Su mirada al despertar. La manera en que fruncía los labios al ponerse en desacuerdo. El olor a tabaco que inundaba la habitación cuando se enfadaba, tan irritante, pero tan dulce al mismo tiempo... Decía que no le merecía. - Qué equivocado estabas, pequeño... Era él quien tenía suerte de estar a su lado. - Oh, vamos... Al principio, cuando por recelo no quería confiar en él y le costaba la vida confesar sus errores del pasado. Cómo valoró que lo hiciera, que finalmente se abriese, nunca supo lo que le hizo sentir ese esfuerzo por su parte… - Mierda... se siente desaparecer.
Aquellas tardes en que se evadían por completo, en las que no se necesitaban más que el uno al otro. Nada más que sus caricias y sus conversaciones, a menudo carentes de sentido, que le teletransportaban a un universo a parte donde solo existían ellos dos. Qué decepcionante pensar que ahora todo lo que le dijo en su momento le parece mentira… ¿cómo iba a mentirle cuando confesaba abiertamente que su única aspiración era hacerle feliz...? Jamás le había dicho algo así a nadie, jamás lo volverá a repetir. El tiempo que pasó junto a él fue tan único y especial como la primera vez que le pidió que le amase…
Se estremece. Mal augurio. No, no vengáis, por favor… pero vienen, cubiertos por la neblina de lujuria característica que los envuelve.
Él. Él y sus gemidos, su cadera chocando incesante contra la suya, la humedad de su lengua que se conocía a la perfección cada hueco de su boca. Eso sí que será imposible de borrar, haga lo que haga. Porque la magnitud de lo que sentía, de lo que siente, sobrepasa todos los límites. Porque son incontables las veces que le hizo suyo, completamente suyo, hasta que no supo decir más que su nombre, hasta que no le quedó más remedio que abandonarse al placer más instintivo, a la excitación inmediata que el simple roce de cuerpo le provocaba.
Duele, duele muchísimo, demasiado. Si se concentrase lo suficiente podría apreciar cada rasguño de su corazón.
Alto. La bocanada de aire que ha cogido tras dejarse llevar por esa oleada de viejas sensaciones ha traído consigo una nueva imagen. Recuerdo difuso. Trata de enfocar mentalmente... si, no hay duda. Sonríe, la conoce como a la palma de su mano. Ha convivido con ella desde hace semanas, aferrándose con desesperación a todos los detalles que la forman. Es la única que ha permitido que se cuele mientras intenta olvidarle. Reúne los pedacitos hasta darle movimiento.
Es él, tras un duro día de trabajo. A pesar de estar cansado ha corrido al recibidor hasta alcanzarle en cuanto ha escuchado el sonido de la puerta, enganchándose a su cuerpo con pies y manos. Y el que es víctima de tal recibimiento solo puede tratar de sujetarle para evitar que se caiga, mientras piensa que no puede imaginarse cuanto le quiere.
Se balancea, ladeando el flequillo rubio ceniza de un lado a otro. Ha rodeado su cuello con los brazos. La chaqueta le cae holgada espalda abajo, recuerda vagamente el sonido de la cremallera chocando contra las tachuelas de su cinturón.
Habla, pero no le escucha, demasiado preocupado por deleitarse con su mirada. Necesitaba tanto estar a su lado...
Su marido comenta intrascendencias de la vida diaria mientras juguetea con sus labios entre beso y beso. De vez en cuando, ríe entre ellos. Y de golpe, al apreciar el por qué del desinterés de su espectador, se para, ampliando aún más esa sonrisa traviesa. Baja la voz, tira de él en silencio. Espera despertar su curiosidad, lo sabe. Y al final consigue hacer que enarque una ceja intrigado. ¿Qué se traerá entre manos...?
Suelta una risita, su plan ha dado resultado. Estira esos segundos un poco más hasta que su propia impaciencia le obliga a hablar, bajando la voz junto con los párpados, que tiemblan tímidos sobre sus pupilas.
Vamos, dilo, dilo ya...
Y lo dice. Y él no contesta, pero siente que le flaquean las rodillas, que se le acelera el pulso, que se deshará entre sus brazos de un momento a otro.
Lo repite, cuanta crueldad.
Pero esta vez es el oyente quien suplica. ¡Venga! Y se lo pide. Vamos... una vez más.
-Dímelo...
-Te amo.
Ella le había invitado a pasar la tarde a su lado. Y por no sentirse solo, él aceptó. Era francamente hermosa. Ojos grandes, sonrisa amplia, bonita, franca. Habladora, mucho, y no demasiado inteligente... para ser sinceros, apenas tenía conversación. Se dedicaba a soltar risitas agudas mientras cruzaba las piernas una y otra vez sobre el sofá. Compartían en la intimidad de su piso un par de chocolates calientes. Él, bloqueado, rígido de pies a cabeza, observaba su taza de reojo. Sobre esta flotaba una suave nube de nata que no tardaría en fundirse. Ella, al verle así, creyendo que era lo que esperaba, se la ofreció.
-No, no, gracias... se me ha quitado el apetito - dijo. Y no era ninguna excusa barata: en cuanto el olor subió por su nariz y llegó a la garganta, esta se cerró. Así, sin más. Eso era... nuestra relación olía a dulce. A chocolate... Basta, por piedad. Demasiadas sensaciones... en ese momento volvía la imagen de ellos dos en la cocina, riendo despreocupados, observando cómo sus tazas daban vueltas en el interior del microondas. Era de madrugada, ese noche había podido quedarse con él hasta tarde. Al día siguiente no tenía que trabajar y se sentía exultante de alegría por poder dormir a su lado. Le observaba apoyado de espaldas sobre la encimera que rozaba justo el final de su espalda. Compartían sus pensamientos, dialogaban abiertamente. Ni un solo ápice de vergüenza en la voz.
Imaginaban con todo lujo de detalles una vida despreocupada, tan solo ellos dos y su mundo. Su burbuja…
El interior del electrodoméstico emitía una suave luz que se mezclaba con la apenas inexistente claridad que entraba por la ventana. Hacía que resaltasen todavía más sus finos rasgos. La sombra de su nariz tapaba parte de su labio inferior, cada vez que desviaba la mirada se proyectaba el dibujo de sus pestañas sobre los pómulos. Los mechones más largos de su pelo le caían a ambos lados de la cabeza, como una cascada, rozándole las sienes. Su sonrisa se convertía en algo sobrenatural, hermosísima hasta el dolor. Estaban tan cerca el uno del otro que cuando reía podía apreciar el dulce aroma de su aliento. Fresco, alegre, sincero. Le dedicaba sus gestos más exquisitos. Se comían con la mirada...
- Oppa, ¿qué ocurre, estás triste? - preguntó con voz melosa, y él la fulminó con la mirada. Había estropeado su fantasía. - Mizu-chan te animará... - Y se acercó. Se había situado peligrosamente cerca desde el principio, y a pesar de que él no daba signo alguno de corresponderla, lo hizo. Inclinó el cuerpo hacia delante hasta poder besarle. Le pilló desprevenido, así que no pudo hacer otra cosa que cerrar los ojos de modo instintivo. Se dejó llevar: su aliento era cálido, se pegaba a su boca cada vez que cogía aire para respirar. Caray, el corazón le latía muy rápido, pudo verlo en sus ojos. Temblaba. Sus labios eran suaves, esponjosos, tiernos... Tanto que durante una milésima de segundo se camuflaron con sus recuerdos, haciéndole dudar de la realidad en la que se encontraba. Qué suspicaz era aquella muchachita, logró mezclarse con su imagen mental. Pero aquellos no eran los besos a los que estaba acostumbrado…
Mientras le daba vueltas a esto, su pequeña acompañante ya había conseguido sentarse sobre él. Deslizaba un dedo insinuante por el cuello de su camisa. Ladeaba la cabeza devorándole con ansia. Mordía, succionaba, observaba con notable atención los escasos efectos de sus actos sobre él. Qué graciosa, le ardían las mejillas. Preciosa, inconsiente, paseó una mano por su pecho hasta llegar a su vientre. Comenzó a desabrochar a tientas su cinturón. Entonces él abrió los ojos, reaccionó. - No pensó - de eso nada, detente. No eres él. ¿Quién te has creído?
- ¡Aléjate, no me toques! - Chilló, histérico. Y acto seguido se sorprendió sentado en la esquina contraria del sofá, frunciendo el ceño, realmente molesto, dispuesto a levantarse – Disculpa, me voy.
Esboza una media sonrisa cargada de tristeza, vuelve a sentir cómo se le encoge el corazón. - Maldita sea.
Entreabre los ojos cuando un rayo de sol le golpea los párpados, viéndose obligado a abrir estos, preguntándose qué hora será. Balbucea rezando porque le escuche. - Me arrepiento a diario... dice sabiendo que suena afligido, aunque su sinceridad ya no es creíble, al menos no a sus ojos…
Con qué facilidad podría haberle hecho feliz. Tan solo cambiando su modo de actuar, tan solo frenándole los pies a un par de personas. ¿Acaso era tan complicado? Niega, llevándose ambas manos a la cabeza, despeinándose, resoplando. No era consciente de la parte amarga de ese plan que aparentaba ser perfecto... Cómo aborrece lo que un día le dijo al amanecer. "Vamos, ódiame. Te he hecho mucho daño, recuérdame como la peor persona a la que has conocido. Quizás así vivas tranquilo."
Se para en seco con la mirada fija en un punto cualquiera del suelo. Piensa: en realidad, lo ha conseguido. Le odia, le ha olvidado, es feliz con otra persona. Lo que no podría haber imaginado es que sería tan doloroso reconocerlo. Las lágrimas regresan, y esta vez se siente sin fuerzas para luchar contra ellas. Simplemente permite que rueden libres por sus mejillas. Jun, te has dado de cabeza contra la aplastante realidad. - Nadie... nadie será capaz de reemplazarle… admite con un hilo de voz que sale todo lo firme que puede de su boca. Ya ni se esfuerza en pronunciar bien, han vuelto a invadirle los recuerdos. No hay nada que hacer. Así que se deja caer en el suelo.
La textura de su pelo, el perfume picante de cada pedacito de su piel de porcelana... sus suspiros, que parecían eternos cuando estaba disgustado. Su mirada al despertar. La manera en que fruncía los labios al ponerse en desacuerdo. El olor a tabaco que inundaba la habitación cuando se enfadaba, tan irritante, pero tan dulce al mismo tiempo... Decía que no le merecía. - Qué equivocado estabas, pequeño... Era él quien tenía suerte de estar a su lado. - Oh, vamos... Al principio, cuando por recelo no quería confiar en él y le costaba la vida confesar sus errores del pasado. Cómo valoró que lo hiciera, que finalmente se abriese, nunca supo lo que le hizo sentir ese esfuerzo por su parte… - Mierda... se siente desaparecer.
Aquellas tardes en que se evadían por completo, en las que no se necesitaban más que el uno al otro. Nada más que sus caricias y sus conversaciones, a menudo carentes de sentido, que le teletransportaban a un universo a parte donde solo existían ellos dos. Qué decepcionante pensar que ahora todo lo que le dijo en su momento le parece mentira… ¿cómo iba a mentirle cuando confesaba abiertamente que su única aspiración era hacerle feliz...? Jamás le había dicho algo así a nadie, jamás lo volverá a repetir. El tiempo que pasó junto a él fue tan único y especial como la primera vez que le pidió que le amase…
Se estremece. Mal augurio. No, no vengáis, por favor… pero vienen, cubiertos por la neblina de lujuria característica que los envuelve.
Él. Él y sus gemidos, su cadera chocando incesante contra la suya, la humedad de su lengua que se conocía a la perfección cada hueco de su boca. Eso sí que será imposible de borrar, haga lo que haga. Porque la magnitud de lo que sentía, de lo que siente, sobrepasa todos los límites. Porque son incontables las veces que le hizo suyo, completamente suyo, hasta que no supo decir más que su nombre, hasta que no le quedó más remedio que abandonarse al placer más instintivo, a la excitación inmediata que el simple roce de cuerpo le provocaba.
Duele, duele muchísimo, demasiado. Si se concentrase lo suficiente podría apreciar cada rasguño de su corazón.
Alto. La bocanada de aire que ha cogido tras dejarse llevar por esa oleada de viejas sensaciones ha traído consigo una nueva imagen. Recuerdo difuso. Trata de enfocar mentalmente... si, no hay duda. Sonríe, la conoce como a la palma de su mano. Ha convivido con ella desde hace semanas, aferrándose con desesperación a todos los detalles que la forman. Es la única que ha permitido que se cuele mientras intenta olvidarle. Reúne los pedacitos hasta darle movimiento.
Es él, tras un duro día de trabajo. A pesar de estar cansado ha corrido al recibidor hasta alcanzarle en cuanto ha escuchado el sonido de la puerta, enganchándose a su cuerpo con pies y manos. Y el que es víctima de tal recibimiento solo puede tratar de sujetarle para evitar que se caiga, mientras piensa que no puede imaginarse cuanto le quiere.
Se balancea, ladeando el flequillo rubio ceniza de un lado a otro. Ha rodeado su cuello con los brazos. La chaqueta le cae holgada espalda abajo, recuerda vagamente el sonido de la cremallera chocando contra las tachuelas de su cinturón.
Habla, pero no le escucha, demasiado preocupado por deleitarse con su mirada. Necesitaba tanto estar a su lado...
Su marido comenta intrascendencias de la vida diaria mientras juguetea con sus labios entre beso y beso. De vez en cuando, ríe entre ellos. Y de golpe, al apreciar el por qué del desinterés de su espectador, se para, ampliando aún más esa sonrisa traviesa. Baja la voz, tira de él en silencio. Espera despertar su curiosidad, lo sabe. Y al final consigue hacer que enarque una ceja intrigado. ¿Qué se traerá entre manos...?
Suelta una risita, su plan ha dado resultado. Estira esos segundos un poco más hasta que su propia impaciencia le obliga a hablar, bajando la voz junto con los párpados, que tiemblan tímidos sobre sus pupilas.
Vamos, dilo, dilo ya...
Y lo dice. Y él no contesta, pero siente que le flaquean las rodillas, que se le acelera el pulso, que se deshará entre sus brazos de un momento a otro.
Lo repite, cuanta crueldad.
Pero esta vez es el oyente quien suplica. ¡Venga! Y se lo pide. Vamos... una vez más.
-Dímelo...
-Te amo.
viernes, 8 de octubre de 2010
Gustavo Adolfo.
Olas gigantes que os rompéis bramando en las playas desiertas y remotas
envuelto entre la sábana de espumas, llevadme con vosotras.
Ráfagas de huracán que arrebatáis del alto bosque las marchitas hojas
arrastrado en el ciego torbellino, llevadme con vosotras.
Nubes de tempestad que rompe el rayo y en fuego ornáis las desprendidas orlas
arrebatado entre la niebla oscura, llevadme con vosotras.
Llevadme por piedad a donde el vértigo con la razón me arranque la memoria
Por piedad, tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas..
envuelto entre la sábana de espumas, llevadme con vosotras.
Ráfagas de huracán que arrebatáis del alto bosque las marchitas hojas
arrastrado en el ciego torbellino, llevadme con vosotras.
Nubes de tempestad que rompe el rayo y en fuego ornáis las desprendidas orlas
arrebatado entre la niebla oscura, llevadme con vosotras.
Llevadme por piedad a donde el vértigo con la razón me arranque la memoria
Por piedad, tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas..
martes, 5 de octubre de 2010
It doesn't hurt me. You wanna feel how it feels? You wanna know, know that it doesn't hurt me? You wanna hear about the deal I'm making? You, you and me. And if I only could make a deal with God and get him to swap our places. Be running up that road, be running up that hill, be running up that building. If I only could.. You don't want to hurt me but see how deep the bullet lies. Unaware that I'm tearing you asunder. There is thunder in our hearts, baby. So much hate for the ones we love? Tell me, we both matter, don't we? You, you and me. You and me won't be unhappy. And if I only could make a deal with God and get him to swap our places. Be running up that road, be running up that hill, be running up that building. If I only could.. C'mon, baby, c'mon darling, let me steal this moment from you now. C'mon, angel, c'mon, darling, let's exchange the experience. And if I only could make a deal with God and get him to swap our places. Be running up that road, be running up that hill, with no problems.. If I only could, be running up that hill. Escúchala.
La noticia estaba muriéndose, se estaba quedando sin oxígeno. Mi madre vivió en su vida muchos bulos sobre amantes, sobre su carácter profesional tiránico (aunque eso no fuerra falso) y sobre su muerte.
Creo que la mataron cuatro veces en su vida. Ella siempre me decía que aquello la rejuvenecía, que le servía para hacer balance de su vida.
Solía comentar que era como una autopsia en vida. Ella creía mucho en este tipo de autopsia...
Con dieciséis años me habló de las autopsias sexuales. Me contó que estaría bien que cada cinco años nos practicaran una. Que nos quedáramos muy quietos y alguien nos dijera qué parte de nuestro cuerpo no había sido acariciada; cuántos besos habíamos recibido; si había sido más querido una mejilla o una ceja o una oreja o los labios.
Una autopsia en toda regla, pero con nosotros vivos, aunque inmóviles.
Ella se lo imaginaba y le gustaba pensar que alguien, tan sólo mirando nuestros dedos, supiese si habían tocado con pasión o simplemente por rutina. Si nuestros ojos habían sido mirados con deseo o nuestra lengua había conocido a muchos congéneres. Además, podríamos saber cuáles fueron nuestros mejores actos sexuales, al igual que en un tronco cortado vemos cuándo soportó grandes lluvias o sequías. Quizá a los diecisiete, a los treinta, a los cuarenta y siete. Quizá siempre en primavera o casi siempre cerca del mar.
¿Cuántos mordiscos, cuántos susurros, cuántos chupetones hemos sentido? Un cómputo de números sobre nuestro sexo, nuestra lujuria, nuestro placer solitario.
Y según ella, lo mejor era que cuando acabase esa autopsia sabríamos que estábamos vivos, que podíamos mejorar y lograr que nos acariciasen, que deseáramos, que amáramos y nos amasen.
Creo que la mataron cuatro veces en su vida. Ella siempre me decía que aquello la rejuvenecía, que le servía para hacer balance de su vida.
Solía comentar que era como una autopsia en vida. Ella creía mucho en este tipo de autopsia...
Con dieciséis años me habló de las autopsias sexuales. Me contó que estaría bien que cada cinco años nos practicaran una. Que nos quedáramos muy quietos y alguien nos dijera qué parte de nuestro cuerpo no había sido acariciada; cuántos besos habíamos recibido; si había sido más querido una mejilla o una ceja o una oreja o los labios.
Una autopsia en toda regla, pero con nosotros vivos, aunque inmóviles.
Ella se lo imaginaba y le gustaba pensar que alguien, tan sólo mirando nuestros dedos, supiese si habían tocado con pasión o simplemente por rutina. Si nuestros ojos habían sido mirados con deseo o nuestra lengua había conocido a muchos congéneres. Además, podríamos saber cuáles fueron nuestros mejores actos sexuales, al igual que en un tronco cortado vemos cuándo soportó grandes lluvias o sequías. Quizá a los diecisiete, a los treinta, a los cuarenta y siete. Quizá siempre en primavera o casi siempre cerca del mar.
¿Cuántos mordiscos, cuántos susurros, cuántos chupetones hemos sentido? Un cómputo de números sobre nuestro sexo, nuestra lujuria, nuestro placer solitario.
Y según ella, lo mejor era que cuando acabase esa autopsia sabríamos que estábamos vivos, que podíamos mejorar y lograr que nos acariciasen, que deseáramos, que amáramos y nos amasen.
Albert Espinosa, Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo.
Dani estaba enamorado de mí; lo sabía desde que nos vimos por primera vez. Mi madre me enseñó desde pequeño a aceptar que los sentimientos que sentían por nosotros otras personas, aunque no los correspondiéramos, eran importantes.
-Debes comprender que ese amor no deseado, ese deseo no correspondido, es un gran regalo que te hacen - me dijo en un largo viaje en tren entre Barcelona y París -. No lo desprecies simplemente porque no te sea útil.
Yo era muy joven y no lo comprendía. Ella, en cambio, había vivido esos amores de los que hablaba. Mucha gente había estado enamorada de ella. Su danza, su forma de bailar, sus coreografías despertaban todo tipo de pasiones, en las que se mezclaban el amor y el sexo.
Desde pequeño, yo veía como ella trataba con afecto a esos enamorados, aunque no sintiese nada por ellos. Pero parecía que el simple hecho de que ese sentimientos por ella fuese real, la alimentaba y hacía que se sintiera más completa.
Había hombres y mujeres enamorados de ella. Y eso jamás le importó.
-No pienses en tendencias sexuales - puntualizó un día-. Las tendencias tan solo reflejan miedo a la diferencia y a lo que no comprendes. Tan solo debes aceptar que están proyectando en ti un sentimiento.
Yo creo que ella jamás se acostó con una mujer, aunque no puedo estar seguro, ya que ella comprendía y le llenaban profundamente esos sentimientos que volcaban sobre ella; le importaba poco de quien procedieran.
También me enseñó a notar, a distinguir y a comprender qué gente se enamoraba o te deseaba en secreto. El amor está soldado al sexo o el sexo al amor, me decía. Había que buscar el punto de soldadura.
-Marcos, debes encontrar pistas de ambos sentimientos en la gente que te rodea. Adelantarte a ese deseo, a esa pasión, antes de que ellos te confiesen ese sentimiento. Los deseos ocultos son el motor de la vida.
-Debes comprender que ese amor no deseado, ese deseo no correspondido, es un gran regalo que te hacen - me dijo en un largo viaje en tren entre Barcelona y París -. No lo desprecies simplemente porque no te sea útil.
Yo era muy joven y no lo comprendía. Ella, en cambio, había vivido esos amores de los que hablaba. Mucha gente había estado enamorada de ella. Su danza, su forma de bailar, sus coreografías despertaban todo tipo de pasiones, en las que se mezclaban el amor y el sexo.
Desde pequeño, yo veía como ella trataba con afecto a esos enamorados, aunque no sintiese nada por ellos. Pero parecía que el simple hecho de que ese sentimientos por ella fuese real, la alimentaba y hacía que se sintiera más completa.
Había hombres y mujeres enamorados de ella. Y eso jamás le importó.
-No pienses en tendencias sexuales - puntualizó un día-. Las tendencias tan solo reflejan miedo a la diferencia y a lo que no comprendes. Tan solo debes aceptar que están proyectando en ti un sentimiento.
Yo creo que ella jamás se acostó con una mujer, aunque no puedo estar seguro, ya que ella comprendía y le llenaban profundamente esos sentimientos que volcaban sobre ella; le importaba poco de quien procedieran.
También me enseñó a notar, a distinguir y a comprender qué gente se enamoraba o te deseaba en secreto. El amor está soldado al sexo o el sexo al amor, me decía. Había que buscar el punto de soldadura.
-Marcos, debes encontrar pistas de ambos sentimientos en la gente que te rodea. Adelantarte a ese deseo, a esa pasión, antes de que ellos te confiesen ese sentimiento. Los deseos ocultos son el motor de la vida.
Albert Espinosa, Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo.
viernes, 1 de octubre de 2010
Deads poets society.
La verdad es como una manta que siempre te deja los pies fríos. La estiras, la extiendes y nunca es suficiente. La sacudes, le das patadas, pero no llega a cubrirnos. Y desde que llegamos llorando hasta que nos vamos muriendo sólo nos cubre la cara, mientras gemimos, lloramos y gritamos..
Por ello, alguna vez, cuando voy en avión y presiento que alguien vuela por primera vez no le quito ojo de encima. Se nota que disfruta tanto: sentir el despegue, la rutina del vuelo a 11.000 metros y el pánico del aterrizaje. Intento que me inunde su pasión, sus miedos, su primera vez. Sí, lo reconozco, soy un poco vampiro de emociones primarias.
Albert Espinosa, Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo.
Me miraron de arriba a abajo. Creo que les sorprendió que fuera descalzo. O quizá no... La verdad es que siempre que me siento diferente pienso que el resto del mundo se dará cuenta, pero la mayoría no se da cuenta de nada.
Albert Espinosa, Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo.
-Así que un doloroso amor de kilómetros. Vaya, nunca me habría esperado eso de ti.
-¿Por qué no?
-No te creo lo suficientemente fuerte.
-Yo tampoco me lo creía al principio, pero he aprendido a serlo con el tiempo.
-No, ya, después de todo lo que me has contado estoy completamente seguro de que eso es cierto... ¿estáis juntas?
-Nada de ataduras...
-Tal como suena sobreentiendo que si pero que no queréis decirlo para que no duela más. No agaches la cabeza ¿eh? Mírame. ¿La quieres?
-Si.
-Qué rotunda. ¿Te quiere?
-A veces...
-¿Por qué no?
-No te creo lo suficientemente fuerte.
-Yo tampoco me lo creía al principio, pero he aprendido a serlo con el tiempo.
-No, ya, después de todo lo que me has contado estoy completamente seguro de que eso es cierto... ¿estáis juntas?
-Nada de ataduras...
-Tal como suena sobreentiendo que si pero que no queréis decirlo para que no duela más. No agaches la cabeza ¿eh? Mírame. ¿La quieres?
-Si.
-Qué rotunda. ¿Te quiere?
-A veces...
lunes, 13 de septiembre de 2010
Cuando estaba con ella sentía que valía la pena hacer todas esas cosas normales que hacen las personas normales.
Mattia pensó que nada bueno había en tener una cabeza como la suya, que con ganas se la habría arrancado y sustituído por otra, incluso por una caja de galletas siempre que estuviera vacía y fuera ligera. Quiso contestar que sentirse especial era una jaula, lo peor que podía pasarle a uno, pero se abstuvo.
Estaban unidos por un hilo invisible, oculto entre mil cosas de poca importancia, que sólo podía existir entre dos personas como ellos: dos soledades que se reconocían.
Paolo Giordano, La soledad de los números primos.
Mattia pensó que nada bueno había en tener una cabeza como la suya, que con ganas se la habría arrancado y sustituído por otra, incluso por una caja de galletas siempre que estuviera vacía y fuera ligera. Quiso contestar que sentirse especial era una jaula, lo peor que podía pasarle a uno, pero se abstuvo.
Estaban unidos por un hilo invisible, oculto entre mil cosas de poca importancia, que sólo podía existir entre dos personas como ellos: dos soledades que se reconocían.
Paolo Giordano, La soledad de los números primos.
- ¿Sabes que se me ocurrió? Que eres un crio, y que en realidad no tienes ni idea de lo que hablas. Es normal, nunca has salido de Boston. Si te pregunto algo sobre arte, me responderas con datos de todos los libros que se han escrito. Miguel Angel, lo sabes todo: vida y obra, aspiraciones políticas, su amistad con el Papa, su orientación sexual... lo que haga falta, ¿no?. Pero tú no puedes decirme cómo huele la Capilla Sixtina. Nunca has estado allí y has contemplado ese hermoso techo. No lo has visto. Si te pregunto por las mujeres, supongo que me darás una lista de tus favoritas. Puede que hayas echado unos cuantos polvos... pero no puedes decirme qué se siente cuando te despiertas junto a una mujer y te invade la felicidad. Eres duro. Si te pregunto por la guerra, probablemente citarás algo de Shakespeare: "De nuevo en la brecha amigos míos". Pero no has estado en ninguna. Nunca has sostenido a tu mejor amigo entre tus brazos esperando tu ayuda mientras exhala su último suspiro. Si te pregunto por el amor, me citarás un soneto. Pero nunca has mirado a una mujer y te has sentido vulnerable. Ni te has visto reflejado en sus ojos. No has pensado que Dios ha puesto un ángel en la Tierra para ti, para que te rescate de los pozos del infierno, ni que se siente al ser su ángel. Al darle tu amor, darlo para siempre. Y pasar por todo, por el cáncer. No sabes lo que es dormir en un hospital durante dos meses, cogiendo su mano, por que los médicos vieron en tus ojos que el término horario de visitas no iba contigo. No sabes lo que significa perder a alguien. Porque sólo lo sabrás cuando ames a alguien más que a ti mismo. Dudo que te hayas atrevido a amar de ese modo. Te miro y no veo a un hombre inteligente y confiado, veo a un chaval creído y cagado de miedo. Eres un genio Will, eso nadie lo niega. Nadie puede comprender lo que pasa en tu interior. En cambio, presumes de saberlo todo de mí porque viste un cuadro que pinté y rajaste mi puta vida de arriba a abajo. Eres huérfano, ¿verdad?. ¿Crees que sé lo dura y penosa que ha sido tu vida, como te sientes, quién eres, porque he leído Oliver Twist?, ¿un libro basta para definirte?. Personalmente, eso me importa una mierda porque, ¿sabes qué?, no puedo aprender nada de ti, ni leer nada de ti en un maldito libro. Pero si quieres hablar de ti, de quién eres... estaré fascinado. A eso me apunto. Pero no quieres hacerlo, tienes miedo, te aterroriza decir lo que sientes. Tú mueves, chaval.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
¿Pequeña, conoces "piano man", la canción de Billy Joel? Hay una estrofa de esta que me define bastante bien...
Now Paul is a real estate novelist who never had time for a wife
and he's talkin' with Davy, who's still in the Navy and probably will be for life. . .
Yo no quiero eso, de echo no quiero nada. Solo quiero que me quiera, nada más... Que me quiera de la misma forma exactamente en que yo quiero, tan solo eso. Pero el amor ni siquiera es mi objetivo. Aparecerá o no, no depende de mi. Y si aparece y no es correspondido o si no aparece en absoluto pues... habrá sido una gran vida vacía
Aunque la verdad me niego a buscar amor. Aparecerá solo, siempre lo hace.. cuando lo buscas nada y cuando no, ahí está. Y repito: estoy preparado para vivir solo lo que me queda de vida, entre el olvido y la memoria. No me importa.
Claro que soy frágil... todo el mundo está a un paso de romperse. Lo único que me diferencia es que yo ya estoy roto, pegado y precario.
Muchas gracias pequeña, honestamente, no me sentía tan arropado en mucho tiempo. A veces.. eres demasiado buena, demasiado "je ne sais quoi"... no puedo ser el mal bicho que te corroa. Además quedan muchas charlas, muchos abrazos y mucha compañía. Eso conmigo ya lo tienes garantizado. Pase lo que pase, puedes contar con ello y con mi apoyo, sea cual sea la circunstancia. Si ahora tuviese la oportunidad de invertir en alguien, sin duda, sería en ti...
un pedazito de tu corazón para el mundo. Te echo mucho de menos..
Now Paul is a real estate novelist who never had time for a wife
and he's talkin' with Davy, who's still in the Navy and probably will be for life. . .
Yo no quiero eso, de echo no quiero nada. Solo quiero que me quiera, nada más... Que me quiera de la misma forma exactamente en que yo quiero, tan solo eso. Pero el amor ni siquiera es mi objetivo. Aparecerá o no, no depende de mi. Y si aparece y no es correspondido o si no aparece en absoluto pues... habrá sido una gran vida vacía
Aunque la verdad me niego a buscar amor. Aparecerá solo, siempre lo hace.. cuando lo buscas nada y cuando no, ahí está. Y repito: estoy preparado para vivir solo lo que me queda de vida, entre el olvido y la memoria. No me importa.
Claro que soy frágil... todo el mundo está a un paso de romperse. Lo único que me diferencia es que yo ya estoy roto, pegado y precario.
Muchas gracias pequeña, honestamente, no me sentía tan arropado en mucho tiempo. A veces.. eres demasiado buena, demasiado "je ne sais quoi"... no puedo ser el mal bicho que te corroa. Además quedan muchas charlas, muchos abrazos y mucha compañía. Eso conmigo ya lo tienes garantizado. Pase lo que pase, puedes contar con ello y con mi apoyo, sea cual sea la circunstancia. Si ahora tuviese la oportunidad de invertir en alguien, sin duda, sería en ti...
un pedazito de tu corazón para el mundo. Te echo mucho de menos..
lunes, 30 de agosto de 2010
-Aquí es donde conocí a Chris
-¿Sí?
-Sí. Tenía siete años. Su madre empezó a hablar con la mía y él era un pequeñajo divertido con las manos dentro de los pantalones que le hacía caras a los peces. Pensaría que podía hablar con ellos o algo así... Jal, no te digo que le olvides, porque es imposible y era especial. Pero hay que pensar… ¡que se jodan!
-¿Qué?
-¡Como Chris! Dijo: “Que se jodan, será a mi manera. Y la gente que me quiere entenderá por qué actúo así, porque me quieren." ¡Qué se jodan! Venga. ¿No crees que diría eso si estuviese aquí?
-Pues por Chris.
-Vale. Eso es, por Chris
-¡Venga, dilo con ganas!
-Que se jodan. ¡Que se jodan, que se jodan!
-¿Sí?
-Sí. Tenía siete años. Su madre empezó a hablar con la mía y él era un pequeñajo divertido con las manos dentro de los pantalones que le hacía caras a los peces. Pensaría que podía hablar con ellos o algo así... Jal, no te digo que le olvides, porque es imposible y era especial. Pero hay que pensar… ¡que se jodan!
-¿Qué?
-¡Como Chris! Dijo: “Que se jodan, será a mi manera. Y la gente que me quiere entenderá por qué actúo así, porque me quieren." ¡Qué se jodan! Venga. ¿No crees que diría eso si estuviese aquí?
-Pues por Chris.
-Vale. Eso es, por Chris
-¡Venga, dilo con ganas!
-Que se jodan. ¡Que se jodan, que se jodan!
jueves, 26 de agosto de 2010
miércoles, 25 de agosto de 2010
- El lago de los cisnes... es genial, ¿verdad? ¿Se refiere a alguna historia?
-Habla de una mujer que es secuestrada por un brujo malvado y...
-Vaya chorrada.
-Y la mujer, verdaderamente preciosa, queda convertida en un cisne salvo por unas pocas horas todas las noches en que revive y vuelve a ser real. Una noche conoce a un joven príncipe que se enamora de ella, entonces se da cuenta de que eso es lo único que le permitirá seguir siendo una mujer.
-Y, ¿qué pasa luego?
-Él le promete matrimonio, pero se va con otra, claro.
-¿Así que se queda siendo un cisne?
-Muere.
-¿Porque el príncipe no la amaba?
-Venga, solo es un cuento de fantasmas... al coche.
-Habla de una mujer que es secuestrada por un brujo malvado y...
-Vaya chorrada.
-Y la mujer, verdaderamente preciosa, queda convertida en un cisne salvo por unas pocas horas todas las noches en que revive y vuelve a ser real. Una noche conoce a un joven príncipe que se enamora de ella, entonces se da cuenta de que eso es lo único que le permitirá seguir siendo una mujer.
-Y, ¿qué pasa luego?
-Él le promete matrimonio, pero se va con otra, claro.
-¿Así que se queda siendo un cisne?
-Muere.
-¿Porque el príncipe no la amaba?
-Venga, solo es un cuento de fantasmas... al coche.
リトルスター
Te baña la luz de un atardecer fresco y anaranjado, con el viento soplando insistente hacia la derecha, haciendo que todos y cada uno de los mechones de tu pelo trigueño, recogido hacia atrás con varias finas pinzas de colores, bailen con él. Tienes ambos codos apoyados en la barandilla que delimita una pequeña terraza, descalza sobre las baldosas del frío azulejo color tierra. Dejas que las hojas sueltas y muertas de un árbol que crece libre a tu lado te acaricien los muslos al soltarse, echando a volar. Fantaseas sonriendo acerca de la vida, con un cigarro a medio terminar haciendo equilibrios entre tus dedos índice y corazón. Vistes apenas un vaporoso vestido blanco que se cierne insinuante a la cintura, sujeto a tu nuca con un lazo, y los dos extremos de este caen delicados sobre la pálida piel de tu espalda desnuda. Cantas. Tarareas bajito, entre susurros, de un modo casi imperceptible, mirando de reojo a la humeante taza de café que has dejado enfriar a tu lado. Y entonces, sonríes..
Me he dejado cautivar por ese prisma tan diferente y especial con el que eres capaz de ver el mundo, por tu pequeña obsesión por los detalles, por el halo de tranquilidad que hace que brilles con esa fuerza turbadora. Te admiro de veras, me pareces sencillamente hermosa e inusual.
Haces que de modo inconsciente me vuelva de golpe encantadora y adorable, consigues hacer que me pierda en el aura sentimental que envuelve cada palabra que escribes..
Porque sé que lo leí en algún momento. Lo dijo, puso: siempre dejo que se enfríe el café
Y en ese preciso momento estalló el detonante.
Me he dejado cautivar por ese prisma tan diferente y especial con el que eres capaz de ver el mundo, por tu pequeña obsesión por los detalles, por el halo de tranquilidad que hace que brilles con esa fuerza turbadora. Te admiro de veras, me pareces sencillamente hermosa e inusual.
Haces que de modo inconsciente me vuelva de golpe encantadora y adorable, consigues hacer que me pierda en el aura sentimental que envuelve cada palabra que escribes..
Porque sé que lo leí en algún momento. Lo dijo, puso: siempre dejo que se enfríe el café
Y en ese preciso momento estalló el detonante.
sábado, 21 de agosto de 2010
- El nombre Marilyn Manson describe todo lo que tengo que decir. Es una afirmación sobre la cultura estadounidense, el poder que le damos a iconos como Marilyn Monroe y Charles Manson. Es sobre la paradoja, arquetipos diametralmente opuestos. La gente pocas veces me pregunta sobre mi interés en Marilyn Monroe, sin embargo siempre se interesan por la mitad oscura de Charles Manson. Combino la palabra Marilyn como el aspecto blanco y positivo, la luz, con la palabra Manson que es lo negro. Luz y oscuridad, vida y muerte, son simplemente dos partes inseparables de la vida. Sin la oscuridad no conoceríamos la luz y sin la maldad no conoceríamos la bondad. Lo bueno y lo malo van de la mano, no se los puede separar.
Du bist
..alles was ich bin, und alles was duch meine Adern fließt.
Ich will da nicht allein sein, lass uns gemeinsam in die Nacht.
Irgendwann wird es Zeit sein, lass uns gemeinsam, in die Nacht.
Ich will da nicht allein sein, lass uns gemeinsam in die Nacht.
Irgendwann wird es Zeit sein, lass uns gemeinsam, in die Nacht.
Escúchala.
Aparece.
Por favor, haz que pueda volver a conciliar el sueño, que coma con hambre, que beba por sed. Consigue que deje de llevar cada emoción al extremo buscando desesperadamente sentirme bien de nuevo. Aparece, aparece como en mis sueños y libérame de sus cadenas, átame a las tuyas, llévame contigo...
jueves, 19 de agosto de 2010
Alice.
-¡Sí, ahí está! Tengo que pasar.
-No, tú eres demasiado grande. Impasable.
-Dirá usted imposible.
-No, impasable. Nada es imposible.
-No, tú eres demasiado grande. Impasable.
-Dirá usted imposible.
-No, impasable. Nada es imposible.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Pablo, poema nº14
Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto.
como un racimo entre mis manos cada día.
A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
[...]
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto.
como un racimo entre mis manos cada día.
A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
[...]
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.
domingo, 15 de agosto de 2010
-Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoismo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico, pero siempre está ahí. Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos... Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza; todas fueron mensajes de amor. Si lo buscáis, tengo la extraña sensación de que el amor en realidad está en todas partes.
Como agua para chocolate.
-Mi abuela tenía una teoría muy interesante: decía que todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela. En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos. La vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla. Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre el alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni un solo fósforo se encenderá nunca
Laura Esquivel, Como agua para chocolate.
Austen.
-He leído su libro. Lo he leído y lo desapruebo.
-Naturalmente. ¿Pero qué? ¿Las escenas, los personajes, la prosa...?
-No, eso está bien.
-¿La moral?
-Defectuosa.
-Por supuesto. ¿Pero por qué? El vicio conlleva problemas; la virtud, recompensa. Los malos tienen un mal fin.
-Exacto. Pero está equivocado. Aunque sea una injusticia, en la vida los malos a menudo prosperan. Como usted.
-Naturalmente. ¿Pero qué? ¿Las escenas, los personajes, la prosa...?
-No, eso está bien.
-¿La moral?
-Defectuosa.
-Por supuesto. ¿Pero por qué? El vicio conlleva problemas; la virtud, recompensa. Los malos tienen un mal fin.
-Exacto. Pero está equivocado. Aunque sea una injusticia, en la vida los malos a menudo prosperan. Como usted.
Todos al frente.
Cometes un grandísimo error confiando en tus tácticas ¿sabes? Tus insultos, tu desprecio, tu fingida indiferencia, todo eso no hace otra cosa que avivar el fuego. Alimentas mis ganas de luchar con tu estúpida arrogancia. Entiéndelo, son las hormonas. ¿No era esa la razón de mi inexplicable y anormal manera de pensar? Las mismas que me hacen amar de esa extraña manera que tú no logras comprender ahora piden a gritos que eleve la voz y me reafirme.
Desde siempre habéis intentado enseñarme que no se debe judgar un libro por su portada, que la verdadera belleza está en el interior. Bien, entonces ¿cómo explicas tu repentina aversión? ¿Es que acaso la edad no es más que otra tapadera superficial para lo que se esconde dentro? Claro, es muy fácil hablar basándose en creencias populares. Aparente cara de ángel dedicado en cuerpo y alma a las vetustas páginas de libros milenarios, ¿quién te iba a decir a ti que tu hija sería de esas, verdad? No lo creerías ni aunque el mejor de los adivinos lo hubiera predicho. Y si lo supieras, si hubieras tenido la certeza de que era verdad, estoy segura de que habrías puesto todos los medios que hubieran estado en tu mano para evitarlo.
¿Cómo concebir algo así? Oh, socorro: algo fuera de lo común.
En realidad me gustaría pensar que tras haberte plantado cara todo lo demás será pan comido, pero me temo que habrá que llamarlo por su nombre: guerra.
Porque lo has conseguido ¿estás contenta? Me tienes dispuesta a pelear.
Y porque por mucho que te pese estoy orgullosa de quien soy.. .
Desde siempre habéis intentado enseñarme que no se debe judgar un libro por su portada, que la verdadera belleza está en el interior. Bien, entonces ¿cómo explicas tu repentina aversión? ¿Es que acaso la edad no es más que otra tapadera superficial para lo que se esconde dentro? Claro, es muy fácil hablar basándose en creencias populares. Aparente cara de ángel dedicado en cuerpo y alma a las vetustas páginas de libros milenarios, ¿quién te iba a decir a ti que tu hija sería de esas, verdad? No lo creerías ni aunque el mejor de los adivinos lo hubiera predicho. Y si lo supieras, si hubieras tenido la certeza de que era verdad, estoy segura de que habrías puesto todos los medios que hubieran estado en tu mano para evitarlo.
¿Cómo concebir algo así? Oh, socorro: algo fuera de lo común.
En realidad me gustaría pensar que tras haberte plantado cara todo lo demás será pan comido, pero me temo que habrá que llamarlo por su nombre: guerra.
Porque lo has conseguido ¿estás contenta? Me tienes dispuesta a pelear.
Y porque por mucho que te pese estoy orgullosa de quien soy.. .
Mi Holly..
-¿Sabes lo que te pasa? Que no tienes valor, tienes miedo. Miedo de enfrentarte contigo misma y decir que estás bien... Holly, la vida es una realidad, las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula. Bueno nena, ya estás en una jaula. Tú misma la has construido y en ella seguirás vayas a donde vayas, porque no importa donde huyas, siempre acabarás tropezando contigo misma..
viernes, 13 de agosto de 2010
Bridget.
La gente sensata diría que tengo que gustarle a Daniel Cleaver tal y como soy, pero yo soy hija de la cultura del Cosmopolitan, he sido traumatizada por las supermodelos y por demasiados enigmas..
y sé que ni mi personalidad ni mi cuerpo están a la altura si los dejo a su merced.
y sé que ni mi personalidad ni mi cuerpo están a la altura si los dejo a su merced.
Helen Fielding, El diario de Bridget Jones.
martes, 10 de agosto de 2010
Ven, siempre ven.
¡Ven, ven, muerte, amor; ven pronto, te destruyo
ven, que quiero matar o amar o morir o darte todo
ven, que ruedas como liviana piedra
confundida como una luna que me pide mis rayos!
Vicente Aleixandre.
ven, que quiero matar o amar o morir o darte todo
ven, que ruedas como liviana piedra
confundida como una luna que me pide mis rayos!
Vicente Aleixandre.
Una vez más soy víctima del incómodo y frío silencio que acompaña a la sinceridad. He destapado a sus impasibles ojos vacíos todos y cada uno de los miles de sentimientos enfrentados que conforman la verdad, mi verdad. He sido valiente obviando la absoluta desconfianza que tengo hacia ella. Y ¿qué he conseguido a cambio? Silencio, desconcierto y decepción.
Estoy convencida de que no merezco este trato porque, al fin y al cabo, si soy culpable es de algo que escapa a mi razón. De algo que no sigue leyes, que actúa indiferente a todo.
Me pregunto, madre.. ¿después de tantos años de lucha continua e incansable conmigo misma, contigo y con el mundo, realmente el pecado por el que seré recordada es.. amar?
Estoy convencida de que no merezco este trato porque, al fin y al cabo, si soy culpable es de algo que escapa a mi razón. De algo que no sigue leyes, que actúa indiferente a todo.
Me pregunto, madre.. ¿después de tantos años de lucha continua e incansable conmigo misma, contigo y con el mundo, realmente el pecado por el que seré recordada es.. amar?
Vetusta quedaba allá, detrás de montes y montes, ¿qué era comparada con el ancho mundo? Nada; un punto.
Y todas las ciudades, y todos los agujeros donde el hombre, esa hormiga, fabricaba su albergue, ¿qué eran comparados con los bosques vírgenes, los desiertos, las cordilleras, los vastos mares?... Nada.
Y las leyes de honor, las preocupaciones de la vida social todas, ¿qué eran al lado de las grandes y fijas y naturales leyes a que obedecían los astros en el cielo, las olas en el mar, el fuego bajo la tierra, la savia circulando por las plantas? Nada..
Y todas las ciudades, y todos los agujeros donde el hombre, esa hormiga, fabricaba su albergue, ¿qué eran comparados con los bosques vírgenes, los desiertos, las cordilleras, los vastos mares?... Nada.
Y las leyes de honor, las preocupaciones de la vida social todas, ¿qué eran al lado de las grandes y fijas y naturales leyes a que obedecían los astros en el cielo, las olas en el mar, el fuego bajo la tierra, la savia circulando por las plantas? Nada..
Leopoldo Alas Clarín, La Regenta.
jueves, 5 de agosto de 2010
- Quiero morir con un poco de dignidad.
- Eso no existe. Los cuerpos se deterioran; a veces a los noventa, a veces antes de nacer; pero siempre sucede sin un atisbo de dignidad. Tanto si no puedes andar, ver o limpiarte el culo, siempre es horrendo, siempre… No se puede morir con dignidad, se vive con ella.
- Eso no existe. Los cuerpos se deterioran; a veces a los noventa, a veces antes de nacer; pero siempre sucede sin un atisbo de dignidad. Tanto si no puedes andar, ver o limpiarte el culo, siempre es horrendo, siempre… No se puede morir con dignidad, se vive con ella.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Cuatro de agosto.
Es curioso que puedan suceder millones cosas en la vida de una persona y que sientas que haya momentos que no se podrán sustituír bajo ningún concepto. Son pequeñas punzadas de felicidad que normalmente no se distinguen de cualquier otro sentimiento, pero que cambian para siempre el curso de las cosas. Cuando se forma un recuerdo, no hay vuelta atrás.
Da igual las horas y experiencias que pasen por él intentando difuminarlo, tu cuerpo te avisa: no se va a marchar. No te esforzarás en borrarlo, porque sabes que seguirá ahí.. Y un día te adivinarás sonriendo con el regusto dulce y cálido que solo algo así puede dejar.
Yo solo aspiro a ser uno de esos recuerdos para ti.
Y tú lo consigues cada día con una facilidad asombrosa..
Tu voz se coló pretenciosa y ligera por cada célula de mi cuerpo. Y si quedaba alguna por enamorar, que lo dudo, sucumbió de manera voluntaria.
Casi pude verlas sonreír a cada una por separado..
Feliz cumpleaños, mi vida. Gracias por existir.
27, et près d'un à vos côtés..
Je t'adore
pour toujours. Mais un jour.♥
Da igual las horas y experiencias que pasen por él intentando difuminarlo, tu cuerpo te avisa: no se va a marchar. No te esforzarás en borrarlo, porque sabes que seguirá ahí.. Y un día te adivinarás sonriendo con el regusto dulce y cálido que solo algo así puede dejar.
Yo solo aspiro a ser uno de esos recuerdos para ti.
Y tú lo consigues cada día con una facilidad asombrosa..
Tu voz se coló pretenciosa y ligera por cada célula de mi cuerpo. Y si quedaba alguna por enamorar, que lo dudo, sucumbió de manera voluntaria.
Casi pude verlas sonreír a cada una por separado..
Feliz cumpleaños, mi vida. Gracias por existir.
27, et près d'un à vos côtés..
Je t'adore
pour toujours. Mais un jour.♥
sábado, 24 de julio de 2010
Y si quieres..
...también puedo ser tu trapecio y tu red.
Tu adiós y tu ven.
Tu manta y tu frío.
Tu resaca, tu lunes, tu hastío...
Escúchala.
Muerto el perro...
Lo haces muy bien. Tus ojos rojos apenas logran apreciarse... como un camaleón entre el humo de la marihuana. El mismo que respira ella, que se cuela en su mirada, bajo sus uñas, que impregna sus bucles color café y su metro sesenta de arrogancia. Era incomprensible para todos pero ansiabas tanto poder formar parte de su universo hecho a base de papel de liar…
Hace mucho tiempo que dejaste la poesía a un lado. Y eras bueno, capaz de apreciar lo verdaderamente hermoso. Te amaba y admiraba. Eras una referencia para mí. Recuerdo palabra a palabra nuestras charlas porque todavía las considero algo de lo que estar orgullosa. Tenía trece años y me pasaba horas pegada al teléfono, escuchando tus monólogos atenta, absorbiendo todo lo que me decías como una esponja. Tomaba ejemplo de tus experiencias. Aprendí un millón de cosas de quien fuiste alguna vez… pero su manera de vivir te absorbió por completo. Te diste cuenta que es mejor moverse a base de impulsos y corrupción. Viste la solución a todos tus problemas basándote en el dicho de que no el amor, si no el dinero, mueve montañas. ¿Es eso? Porque me da auténticos quebraderos de cabeza intentar comprenderte. Supongo que te hará sentir diferente y superior manejar vicios ajenos. ¿Que haya personas que tengan que depender de ti de esa manera es… excitante? Ah, claro, el subidón que te proporciona el poder debe ser incomparable. Ahora te crees una persona excepcional, ¿no? ¿Estás ciego? De acuerdo: consigues que los leones, los reyes de la selva en la que te mueves, sean sumisos ante ti. ¡Pero solo porque tienes esos gramos, esa basura, eso a lo que vosotros llamáis deleite en polvo! Ellos están a tus pies y tú sonríes malévolo. El ego te sube hasta las nubes. Dejas de preocuparte, ya no le temes a nada ni a nadie. Conoces tus armas y que puedes manipular y humillar a tu antojo. ¿Pero sabes qué pasa? Que eso solo lo ves tú. A los ojos de los demás eres un estúpido inconsciente que se ha dejado llevar por un consuelo de ignorantes. Gracias a Dios a mí no puedes engañarme. Bajo ese disfraz de indiferencia y chulería que detesto, que me cuesta tanto aceptar, que no consigo comprender, sigues estando tú... ¿pero en qué te has convertido? Has dejado de ser el adolescente soñador, la alegría personificada, una de las personas más importantes de mi vida. Nadie, excepto los de tu misma clase, te considera ni volverá a considerarte el alma de la fiesta o el chico con el que todos cuentan a la hora de hacer planes. Ha desaparecido quien con una sonrisa de oreja a oreja construía castillos en el aire convencido de que se harían realidad. Tú no me invitarás a comer una tarde más ni me incitarás a pasarme la mañana tumbada en tu regazo mientras cavilas en voz alta sobre un futuro cercano. No queda ni rastro del Alberto carpe diem. Ya no te reconozco…
Siempre has sido débil. Siempre un artista frágil, corazón de cristal. Con todos mis respetos estrella de los ochenta: todavía te aprecio muchísimo y lo haré pase lo que pase. Pero esconderse y aparentar nunca ha solucionado las cosas.
Hace mucho tiempo que dejaste la poesía a un lado. Y eras bueno, capaz de apreciar lo verdaderamente hermoso. Te amaba y admiraba. Eras una referencia para mí. Recuerdo palabra a palabra nuestras charlas porque todavía las considero algo de lo que estar orgullosa. Tenía trece años y me pasaba horas pegada al teléfono, escuchando tus monólogos atenta, absorbiendo todo lo que me decías como una esponja. Tomaba ejemplo de tus experiencias. Aprendí un millón de cosas de quien fuiste alguna vez… pero su manera de vivir te absorbió por completo. Te diste cuenta que es mejor moverse a base de impulsos y corrupción. Viste la solución a todos tus problemas basándote en el dicho de que no el amor, si no el dinero, mueve montañas. ¿Es eso? Porque me da auténticos quebraderos de cabeza intentar comprenderte. Supongo que te hará sentir diferente y superior manejar vicios ajenos. ¿Que haya personas que tengan que depender de ti de esa manera es… excitante? Ah, claro, el subidón que te proporciona el poder debe ser incomparable. Ahora te crees una persona excepcional, ¿no? ¿Estás ciego? De acuerdo: consigues que los leones, los reyes de la selva en la que te mueves, sean sumisos ante ti. ¡Pero solo porque tienes esos gramos, esa basura, eso a lo que vosotros llamáis deleite en polvo! Ellos están a tus pies y tú sonríes malévolo. El ego te sube hasta las nubes. Dejas de preocuparte, ya no le temes a nada ni a nadie. Conoces tus armas y que puedes manipular y humillar a tu antojo. ¿Pero sabes qué pasa? Que eso solo lo ves tú. A los ojos de los demás eres un estúpido inconsciente que se ha dejado llevar por un consuelo de ignorantes. Gracias a Dios a mí no puedes engañarme. Bajo ese disfraz de indiferencia y chulería que detesto, que me cuesta tanto aceptar, que no consigo comprender, sigues estando tú... ¿pero en qué te has convertido? Has dejado de ser el adolescente soñador, la alegría personificada, una de las personas más importantes de mi vida. Nadie, excepto los de tu misma clase, te considera ni volverá a considerarte el alma de la fiesta o el chico con el que todos cuentan a la hora de hacer planes. Ha desaparecido quien con una sonrisa de oreja a oreja construía castillos en el aire convencido de que se harían realidad. Tú no me invitarás a comer una tarde más ni me incitarás a pasarme la mañana tumbada en tu regazo mientras cavilas en voz alta sobre un futuro cercano. No queda ni rastro del Alberto carpe diem. Ya no te reconozco…
Siempre has sido débil. Siempre un artista frágil, corazón de cristal. Con todos mis respetos estrella de los ochenta: todavía te aprecio muchísimo y lo haré pase lo que pase. Pero esconderse y aparentar nunca ha solucionado las cosas.
Moody, Moody, Moody.
-Hmmm lo haces, repartes felicidad... Vamos, ¡dame sonrisas en lugar de pastillas y camas en lugar de divanes...! ¡Dame Amor y no placebos!
Hello, I love you.
Jim Morrison (1943-1971) creía que las palabras proporcionaban la libertad, que la poesía abría todas las puertas. El vocalista de The Doors tal vez nació en el lugar y en el momento equivocados: existencialmente habría encajado mejor en la Europa de las décadas de 1920 y 1930. Habría creado poesía que liberara y transformara. Habría podido interactuar con filósofos y rapsodas, autores teatrales y escritores, además de actores. Habría grabado películas, su primer amor. Habría podido vivir más allá de sus 27 años, maduro, convertido en un poeta. En la década de 1960, esto estaba fuera de contexto. Llegó tarde, pero también era un adelantado a su tiempo: incomprendido por sus compatriotas y admirado por el resto del mundo. Esta experiencia de exilio y muerte prematura parece ser un destino común a poetas y filósofos, como Nietzche, Byron y Pound. Era cantante en una banda de rock and roll, pero no sentía que ese fuera su verdadero papel. Morrison escribía algo todos los días; de lo contrario habría sido un día perdido.
Leyendas del Rock, ed Blume.
viernes, 23 de julio de 2010
Para jurarle al mismísimo ángel negro
que si rompe la distancia que ahora mismo nos separa
volveré para adorarle, le daría hasta mi alma
si trajera tu presencia a esta noche que no acaba
Te necesito
como a la luz del sol en este invierno frío
para darme tu calor...
Escúchala.
que si rompe la distancia que ahora mismo nos separa
volveré para adorarle, le daría hasta mi alma
si trajera tu presencia a esta noche que no acaba
Te necesito
como a la luz del sol en este invierno frío
para darme tu calor...
Escúchala.
jueves, 22 de julio de 2010
Ashtray.
Cenicero. Deshecho, basura, desperdicio, despojo. Tapón. Bombilla. Mascota. Pelota de tenis, de golf, de pin pon, de vólei, de baloncesto, de fútbol. Esponja. Adorno, atavío, decorado. Juguete. Explosivo. Fuego camuflado. Ocupa. Saltarina. Paisaje desolador. Lugar en el mundo. Instrumento de tortura. Pisapapeles. Pasión hecha órgano. Cueva inhabitable. Comida (desayuno, cena, postre. A escoger).
Cualquier cosa menos un corazón..
pero algo enteramente tuyo.
Cualquier cosa menos un corazón..
pero algo enteramente tuyo.
viernes, 16 de julio de 2010
Querido Brian:
Mi indiscutible príncipe de ojos claros. Pequeño ángel caído al que solo le faltan las alas, que canta con las esperanza de que eso le devuelva al perfecto cielo del que pertenece. El que se eleva del suelo cada vez que consigue entonar una nota.. El que anhela sentarse en la curva de una luna creciente y así poder cantar hasta que el mundo se acabe.
Amarte es quedarse corto. Eres todo voz. Rota, nasal, totalmente inconfundible.
Voz y alma compleja. Voz y sonrisa caída, cálida y sincera. Voz y corazón..
En mi mente te represento hermoso y sentimental. Sentado en una butaca negra, enorme, mientras llueve y las gotas retumban contra la ventana. Tú estás totalmente a oscuras, iluminado tan solo por el reflejo de la luz externa que produce el cristal de la copa que reposa vacía en el suelo.
Fumas tumbado. Delgado y precioso, con las rodillas dobladas sobre uno de los brazos de tu asiento. Dejas caer una mano para jugar con la moqueta del suelo, acariciando el pelo color verde moho. Te rodean montones de partituras emborronadas por trazos de pluma negra. Te sumerges feliz en las evidencias de tu talento esperando paciente, con tus iris celeste fijos en el infinito, la inspiración que llegará de un momento a otro.
Imagino que te levantas, tiras tu cigarro y te apoyas en el borde de un escritorio de madera. Entonces te das cuenta.. sí, ya ha llegado. La música resuena en tus oídos como si la orquesta estuviera ahí mismo, a tu lado. Las notas trepan frenéticas por la garganta. Gritan. Te lo dicen una a una. Suplican: quieren salir, liberarse. Decides dejarlas marchar. Cierras los ojos, coges aire, suspiras.. y te echas a volar..
Querido Brian: necesito verte.
Amarte es quedarse corto. Eres todo voz. Rota, nasal, totalmente inconfundible.
Voz y alma compleja. Voz y sonrisa caída, cálida y sincera. Voz y corazón..
En mi mente te represento hermoso y sentimental. Sentado en una butaca negra, enorme, mientras llueve y las gotas retumban contra la ventana. Tú estás totalmente a oscuras, iluminado tan solo por el reflejo de la luz externa que produce el cristal de la copa que reposa vacía en el suelo.
Fumas tumbado. Delgado y precioso, con las rodillas dobladas sobre uno de los brazos de tu asiento. Dejas caer una mano para jugar con la moqueta del suelo, acariciando el pelo color verde moho. Te rodean montones de partituras emborronadas por trazos de pluma negra. Te sumerges feliz en las evidencias de tu talento esperando paciente, con tus iris celeste fijos en el infinito, la inspiración que llegará de un momento a otro.
Imagino que te levantas, tiras tu cigarro y te apoyas en el borde de un escritorio de madera. Entonces te das cuenta.. sí, ya ha llegado. La música resuena en tus oídos como si la orquesta estuviera ahí mismo, a tu lado. Las notas trepan frenéticas por la garganta. Gritan. Te lo dicen una a una. Suplican: quieren salir, liberarse. Decides dejarlas marchar. Cierras los ojos, coges aire, suspiras.. y te echas a volar..
Querido Brian: necesito verte.
miércoles, 14 de julio de 2010
martes, 13 de julio de 2010
L.
-¡Vaya! Eso sí que es interesante ¡te has enamorado de una mujer!
-No, no, no. No sé si es amor... puede que sea una, ya sabes, posesión demoníaca o algo así. ¡Estate quieto, no te asustes!
-¡No me asusto! Me sorprendo y me excito. Es exótico y...
-Oh, cállate pervertido.
-Posesión demoníaca. Eso es, posesión demoníaca. Empieza con eso para escribir sobre ¿cómo se llamaba?
-Marina.
-Para escribir sobre Marina. Debes escarvar, ahondar, tienes que abrirte y aviscerarlo todo. Esfuérzate para exponer al desnudo todas tus emociones más profundas...
-No, no, no. No sé si es amor... puede que sea una, ya sabes, posesión demoníaca o algo así. ¡Estate quieto, no te asustes!
-¡No me asusto! Me sorprendo y me excito. Es exótico y...
-Oh, cállate pervertido.
-Posesión demoníaca. Eso es, posesión demoníaca. Empieza con eso para escribir sobre ¿cómo se llamaba?
-Marina.
-Para escribir sobre Marina. Debes escarvar, ahondar, tienes que abrirte y aviscerarlo todo. Esfuérzate para exponer al desnudo todas tus emociones más profundas...
sábado, 3 de julio de 2010
Orfeo fue el mejor poeta de la historia. Su música era tan bonita que cuando tocaba los ríos fluían, el viento no cesaba y el cielo se abría para que los dioses pudieran escuchar esas maravillosas melodías. Un día, su esposa Eurídice murió a causa de la mordedura de una víbora. Profundamente conmovido, Orfeo comenzó a tocar canciones melancólicas con su lira. Los dioses, emocionados, le aconsejaron a Orfeo que fuera a la tierra de los muertos para tocarle sus canciones a Hades, en honor a su mujer. Así el corazón de Hades y el de los demonios que con él habitaban en el inframundo se ablandaron, y el dios le permitió a Eurídice que se fuera con una condición: que Orfeo caminase siempre por delante y nunca echara la vista atrás hasta que ambos hubieran llegado a la superficie.
A pesar de sus ansias, Orfeo no volvió la cabeza en todo el trayecto. Cuando al fin llegaron y los rayos del sol alcanzaron a Orfeo este, desesperado por comprobar si su amada se encontraba a salvo, volvió la cabeza para verla. Pero ella todavía tenía un pie en el inframundo.. Entonces se desvaneció lentamente.
La condición impuesta había sido violada, y aunque Orfeo se lanzó sobre ella en un abrazo que la retuviera, no fue más que aire lo que estrechó entre sus brazos..
¿Moraleja? No mires atrás o te perderás lo que tienes por delante.
A pesar de sus ansias, Orfeo no volvió la cabeza en todo el trayecto. Cuando al fin llegaron y los rayos del sol alcanzaron a Orfeo este, desesperado por comprobar si su amada se encontraba a salvo, volvió la cabeza para verla. Pero ella todavía tenía un pie en el inframundo.. Entonces se desvaneció lentamente.
La condición impuesta había sido violada, y aunque Orfeo se lanzó sobre ella en un abrazo que la retuviera, no fue más que aire lo que estrechó entre sus brazos..
¿Moraleja? No mires atrás o te perderás lo que tienes por delante.
miércoles, 30 de junio de 2010
Pure morning.
Nuestro profesor de literatura nos dijo una vez que había un escritor -del cual esta madrugada no consigo recordar el nombre- que estaba firmemente convencido de que no se podía escribir con los sentimientos recientes, si no que se debía esperar un tiempo para redactar reflexionando sobre ellos. Gran mentira, en plena efervescencia es un lujo poder teclear para evadirse..
No he podido conciliar el sueño y cada día estoy más convencida de que la noche saca lo peor y lo mejor de cada uno de nosotros. Me he levantado impotente y frustrada. He recordado con una congoja indescriptible cada palabra tuya de esta noche. Te he imaginado llorando y se me ha escapado un sollozo de dolor y resignación.
Me he puesto un jersey y me he sentado en el alféizar de la ventana. De madrugada y por el norte el aire es frío, no siento la nariz. Aprieto los brazos contra la cintura.. y coloco con suavidad los cascos en mis oídos.
Gracias por existir, dulces príncipes de voces rasgadas. Me hacéis sentir infinitamente peor pero no puedo evitar amaros. La sinceridad de vuestras letras inconexas y dislocadas me conmueve hasta lo más profundo.. Solo vosotros sois francos conmigo y me reveláis en cada canción una interminable gama de sensaciones nuevas.
¡Nicola! Nicola susurra: et comment tu fais pour t'endormir sans moi? Si, también me lo pregunto, porque yo sin ella todavía no soy capaz.. Lo que daría por estar a tu lado en este preciso momento, por verte despertar destapada y por poder arroparte para que siguieras durmiendo feliz. Qué delicia. De echo, en unos veinte minutos serán las ocho. Ahora te estarás levantando, abriendo tus ojos color cielo, dándole la bienvenida a un nuevo día..
Ladeo con la cabeza, Brian insiste: every sky is blue, but not for me and you, come home..
Suspiro y Bill en cambio es sutil con su exquisitez en acústico, con la inconfundible in die Nacht que se me antoja hermosa e insoportable.
¡Tyler! It's Amazing, and I'm sayin' a prayer for the desperate hearts tonight.
Stevens me recuerda con dulzura la cruda realidad en la que vivimos oh, baby baby It's a wild world..
Incluso el mismísimo Jon Bon Jovi consigue hacerse un hueco what I'd give to run my fingers through your hair, touch your lips, to hold you near..
Pero quien de verdad me conmociona es Medley. Descarado vejestorio que siempre consigue hacerme llorar.. Ahora mismo te odio con todas mis fuerzas.
No se puede contener más. Pequeñas gotas de agua ruedan por mis mejillas para morir en un par de labios semiabiertos que tararean en silencio, humildes, unchained melody..
No he podido conciliar el sueño y cada día estoy más convencida de que la noche saca lo peor y lo mejor de cada uno de nosotros. Me he levantado impotente y frustrada. He recordado con una congoja indescriptible cada palabra tuya de esta noche. Te he imaginado llorando y se me ha escapado un sollozo de dolor y resignación.
Me he puesto un jersey y me he sentado en el alféizar de la ventana. De madrugada y por el norte el aire es frío, no siento la nariz. Aprieto los brazos contra la cintura.. y coloco con suavidad los cascos en mis oídos.
Gracias por existir, dulces príncipes de voces rasgadas. Me hacéis sentir infinitamente peor pero no puedo evitar amaros. La sinceridad de vuestras letras inconexas y dislocadas me conmueve hasta lo más profundo.. Solo vosotros sois francos conmigo y me reveláis en cada canción una interminable gama de sensaciones nuevas.
¡Nicola! Nicola susurra: et comment tu fais pour t'endormir sans moi? Si, también me lo pregunto, porque yo sin ella todavía no soy capaz.. Lo que daría por estar a tu lado en este preciso momento, por verte despertar destapada y por poder arroparte para que siguieras durmiendo feliz. Qué delicia. De echo, en unos veinte minutos serán las ocho. Ahora te estarás levantando, abriendo tus ojos color cielo, dándole la bienvenida a un nuevo día..
Ladeo con la cabeza, Brian insiste: every sky is blue, but not for me and you, come home..
Suspiro y Bill en cambio es sutil con su exquisitez en acústico, con la inconfundible in die Nacht que se me antoja hermosa e insoportable.
¡Tyler! It's Amazing, and I'm sayin' a prayer for the desperate hearts tonight.
Stevens me recuerda con dulzura la cruda realidad en la que vivimos oh, baby baby It's a wild world..
Incluso el mismísimo Jon Bon Jovi consigue hacerse un hueco what I'd give to run my fingers through your hair, touch your lips, to hold you near..
Pero quien de verdad me conmociona es Medley. Descarado vejestorio que siempre consigue hacerme llorar.. Ahora mismo te odio con todas mis fuerzas.
No se puede contener más. Pequeñas gotas de agua ruedan por mis mejillas para morir en un par de labios semiabiertos que tararean en silencio, humildes, unchained melody..
-¿Ves? Te dije que valdría la pena. Michelle y yo hemos roto.
-¿Lo has hecho a posta?
-Ve a por ella.
-¿Qué?
-Venga. El amor no da oportunidades.
-¡Pero es tu novia!
-Y tú la quieres. Vamos, cambiar es maravilloso. Mira: las partículas subatómicas no obedecen a las leyes físicas. Actúan según el cambio, el caos, la coincidencia. Van sin rumbo por el universo y cuando se juntan ¡bang! Energía. A nosotros nos pasa lo mismo. Por eso el universo es tan mágico e impredecible. Por eso es tan divertido.
-¿Lo has hecho a posta?
-Ve a por ella.
-¿Qué?
-Venga. El amor no da oportunidades.
-¡Pero es tu novia!
-Y tú la quieres. Vamos, cambiar es maravilloso. Mira: las partículas subatómicas no obedecen a las leyes físicas. Actúan según el cambio, el caos, la coincidencia. Van sin rumbo por el universo y cuando se juntan ¡bang! Energía. A nosotros nos pasa lo mismo. Por eso el universo es tan mágico e impredecible. Por eso es tan divertido.
Distance.
Y los kilómetros vuelven a convertirse de nuevo en un enorme y opaco muro irrompible..
Como si el sueño de verte, de estar contigo, fuera una neblina de color blanco que jugase a escapar entre mis dedos aún sabiendo lo mucho que me gustaría capturarla y tenerla siempre conmigo..
Como si hubiera estallado una bomba que nació de la angustia, la impaciencia y la esperanza.. y como si ahora la ponzoña que contenía y que se zafó de su pesada prisión corriese libre por mis venas quemándolo todo a su paso.
Es cruel e injusto, no imaginaba que la distancia fuera tan extremadamente despiadada con sus presas. Inocentes víctimas, mártires involuntarios del amor que corroe suave y despacio y que se adhiere al corazón cual dulce metástasis.
Si, hoy estoy enfadada con el mundo, con el destino y con la vida en general. Porque no entiendo por qué todo y todos se empeñan en separarnos, ¡si son conscientes de que será inevitable que cualquier día desaparezca para ir a tu lado!
Va a resultar que sí soy una ilusa.. conservaba la esperanza de que una fuerza mayor, cualquier ente superior con el poder suficiente, lo hiciera posible. Por una vez, tan solo por haberme molestado en rezar al vacío de lo inexistente.
Deja que lo diga: te necesito, aunque ya lo sabes de sobra.. y pensar que estarás a unos pocos metros y que no podré ni abrazarte duele incluso más que el no volar contigo hacia el paraíso que sería estar juntas en el sur. Pero la esperanza es lo último que se pierde, ¿verdad? Tú misma lo dijiste y me aferraré a eso para intentar no hundirme en mi propia desesperación.
Las lágrimas acabarán por inutilizar el teclado.
Como si el sueño de verte, de estar contigo, fuera una neblina de color blanco que jugase a escapar entre mis dedos aún sabiendo lo mucho que me gustaría capturarla y tenerla siempre conmigo..
Como si hubiera estallado una bomba que nació de la angustia, la impaciencia y la esperanza.. y como si ahora la ponzoña que contenía y que se zafó de su pesada prisión corriese libre por mis venas quemándolo todo a su paso.
Es cruel e injusto, no imaginaba que la distancia fuera tan extremadamente despiadada con sus presas. Inocentes víctimas, mártires involuntarios del amor que corroe suave y despacio y que se adhiere al corazón cual dulce metástasis.
Si, hoy estoy enfadada con el mundo, con el destino y con la vida en general. Porque no entiendo por qué todo y todos se empeñan en separarnos, ¡si son conscientes de que será inevitable que cualquier día desaparezca para ir a tu lado!
Va a resultar que sí soy una ilusa.. conservaba la esperanza de que una fuerza mayor, cualquier ente superior con el poder suficiente, lo hiciera posible. Por una vez, tan solo por haberme molestado en rezar al vacío de lo inexistente.
Deja que lo diga: te necesito, aunque ya lo sabes de sobra.. y pensar que estarás a unos pocos metros y que no podré ni abrazarte duele incluso más que el no volar contigo hacia el paraíso que sería estar juntas en el sur. Pero la esperanza es lo último que se pierde, ¿verdad? Tú misma lo dijiste y me aferraré a eso para intentar no hundirme en mi propia desesperación.
Las lágrimas acabarán por inutilizar el teclado.
domingo, 27 de junio de 2010
-¿Qué coño estás haciendo?
-¿Qué coño estás haciendo tú?
-Venía a ver por qué no has ido a mi fiesta de despedida.
-¿Qué fiesta?
-Lo sabes muy bien, estaban todos menos tú.
-¡Ah, vale! La despedida en franela de David y Michael.. yo lo estaba celebrando solo.
-¿Con esto?
-Decidí hacerme un regalo muy especial.
-¿Como qué?
-Como el mejor orgasmo de toda mi vida.
-¡Hubiera sido el último, podrías haber muerto!
-Tampoco hubiera sido tan malo. Irme en toda mi gloria, como Cobain, James Dean, Hendrix... Todos son leyendas, siempre serán jóvenes, siempre estarán hermosos.
-Y siempre estarán muertos.
-La vida no merece vivirse si no te arriesgas.
-No voy a permitir que lo hagas.
-Oye, si me apetece experimentar, eso no es asunto tuyo.
-Lo es, porque sería yo quien recibiría la llamada de la asistenta cuando te encontrara colgado de las vigas.
-Que te den, Michael... Dime una cosa, ¿por qué siempre tienes que estropearlo todo?
-¿Estropearlo? ¡Te he salvado la vida! Como cuando Toby Harper salva al Capitán Astro en el número 231, cuando este creía que había perdido sus superpoderes.
-Dios, eres patético.
-No, tú si que lo eres. ¿Es que no sabes que aún conservas tus poderes? Todos tus poderes. Siempre los tendrás. Da igual que tengas 18, 30, 50 o 100 años, tú siempre serás guapo y te conservarás joven. ¡Eres Brian Kinney, por el amor de Dios!
-¿Qué coño estás haciendo tú?
-Venía a ver por qué no has ido a mi fiesta de despedida.
-¿Qué fiesta?
-Lo sabes muy bien, estaban todos menos tú.
-¡Ah, vale! La despedida en franela de David y Michael.. yo lo estaba celebrando solo.
-¿Con esto?
-Decidí hacerme un regalo muy especial.
-¿Como qué?
-Como el mejor orgasmo de toda mi vida.
-¡Hubiera sido el último, podrías haber muerto!
-Tampoco hubiera sido tan malo. Irme en toda mi gloria, como Cobain, James Dean, Hendrix... Todos son leyendas, siempre serán jóvenes, siempre estarán hermosos.
-Y siempre estarán muertos.
-La vida no merece vivirse si no te arriesgas.
-No voy a permitir que lo hagas.
-Oye, si me apetece experimentar, eso no es asunto tuyo.
-Lo es, porque sería yo quien recibiría la llamada de la asistenta cuando te encontrara colgado de las vigas.
-Que te den, Michael... Dime una cosa, ¿por qué siempre tienes que estropearlo todo?
-¿Estropearlo? ¡Te he salvado la vida! Como cuando Toby Harper salva al Capitán Astro en el número 231, cuando este creía que había perdido sus superpoderes.
-Dios, eres patético.
-No, tú si que lo eres. ¿Es que no sabes que aún conservas tus poderes? Todos tus poderes. Siempre los tendrás. Da igual que tengas 18, 30, 50 o 100 años, tú siempre serás guapo y te conservarás joven. ¡Eres Brian Kinney, por el amor de Dios!
jueves, 24 de junio de 2010
23.
Esta noche se encenderán millones de hogueras por cada esquina, entre la arena, en medio de la calle, sobre el asfalto. El aire, como todos los años, será negro y pegajoso y se colará en cada garganta que encuentre a su paso.
Los más pequeños bailarán y jugarán a saltar sobre las cenizas mientras comen sardinas medio quemadas. Los mayores se sentarán a charlar sobre la vida y a emborracharse. Los enamorados la pasarán felizmente abrazados y los despechados tirarán al fuego viejas cartas de amor con la esperanza de que con ellas también se consuma el recuerdo.
Los más soñadores entornarán los ojos para imaginarse bailando entre las llamas.
Una noche sin estrellas es demasiado bonita, demasiado irreal y demasiado agradable.
Es mágica y preciosa..
y al pasarla sin ti se queda en otro atardecer más desde mi ventana.
O nuit, vient apporter à la terre
Le calme enchantement de ton mystère
L'ombre qui t'escorte est si douce
Si doux est le concert de tes voix chantant l'espérance
Si grand est ton pouvoir transformant tout en rêve heureux
O nuit, ô laisse encore à la terre
Le calme enchantement de ton mystère
L'ombre qui t'escorte est si douce
Est-il une beauté aussi belle que le rêve?
Est-il de vérité plus douce que l'espérance?
Los más pequeños bailarán y jugarán a saltar sobre las cenizas mientras comen sardinas medio quemadas. Los mayores se sentarán a charlar sobre la vida y a emborracharse. Los enamorados la pasarán felizmente abrazados y los despechados tirarán al fuego viejas cartas de amor con la esperanza de que con ellas también se consuma el recuerdo.
Los más soñadores entornarán los ojos para imaginarse bailando entre las llamas.
Una noche sin estrellas es demasiado bonita, demasiado irreal y demasiado agradable.
Es mágica y preciosa..
y al pasarla sin ti se queda en otro atardecer más desde mi ventana.
O nuit, vient apporter à la terre
Le calme enchantement de ton mystère
L'ombre qui t'escorte est si douce
Si doux est le concert de tes voix chantant l'espérance
Si grand est ton pouvoir transformant tout en rêve heureux
O nuit, ô laisse encore à la terre
Le calme enchantement de ton mystère
L'ombre qui t'escorte est si douce
Est-il une beauté aussi belle que le rêve?
Est-il de vérité plus douce que l'espérance?
sábado, 19 de junio de 2010
Vera.
No importa a quien amas, si no como le amas.. Los genitales solo son la forma que tiene Dios de darnos los accesorios.
sábado, 12 de junio de 2010
-Adivina qué estuve haciendo anoche
-Dormir, lo mismo que yo
-Practicando el sexo, toda la noche. Con ese tío que conocí, Brian. Lo hicimos hasta las seis de la mañana. ¿Qué? ¿No estás sorprendida?
-La verdad es que no. Bueno, suponía que eras... ya sabes. Aunque nunca me lo hayas dicho
-Te lo digo ahora
[...]
-Al principio fue como si alguien me metiera una escoba [...] Pero le dije que lo hiciera despacio y lo hizo. Luego dejé de pensar en eso cuando le miré a la cara. Tenía los ojos colgados y la boca abierta como si sonriera, como si estuviera en otro lugar, un lugar precioso... y ese lugar era yo. Y su cuerpo, Dios, su cuerpo es una pasada. Se le marcan todos los músculos. Me dijo que quería quedarse dentro de mí, y yo también lo quería. Aún sigo sintiéndolo, como si estuviera allí...
-Dormir, lo mismo que yo
-Practicando el sexo, toda la noche. Con ese tío que conocí, Brian. Lo hicimos hasta las seis de la mañana. ¿Qué? ¿No estás sorprendida?
-La verdad es que no. Bueno, suponía que eras... ya sabes. Aunque nunca me lo hayas dicho
-Te lo digo ahora
[...]
-Al principio fue como si alguien me metiera una escoba [...] Pero le dije que lo hiciera despacio y lo hizo. Luego dejé de pensar en eso cuando le miré a la cara. Tenía los ojos colgados y la boca abierta como si sonriera, como si estuviera en otro lugar, un lugar precioso... y ese lugar era yo. Y su cuerpo, Dios, su cuerpo es una pasada. Se le marcan todos los músculos. Me dijo que quería quedarse dentro de mí, y yo también lo quería. Aún sigo sintiéndolo, como si estuviera allí...
-Siempre queda una solución. Podría ponerle fin a todo.
-Eso sería muy dramático, sería como en Urgencias, el nacimiento y la muerte en el mismo episodio. Venga, bájate de ahí.
-Tendrás que subir a por mí.
-Hablo en serio, deja de hacer el payaso...
-¡...o saltaré!
-[...]
-Vamos Mikel, volemos. Como en los cómics. Yo soy Superman, ¡voy a enseñarte el mundo!
-Eso sería muy dramático, sería como en Urgencias, el nacimiento y la muerte en el mismo episodio. Venga, bájate de ahí.
-Tendrás que subir a por mí.
-Hablo en serio, deja de hacer el payaso...
-¡...o saltaré!
-[...]
-Vamos Mikel, volemos. Como en los cómics. Yo soy Superman, ¡voy a enseñarte el mundo!
lunes, 7 de junio de 2010
Lady Madrid.
Más bonita que ninguna, ponía a la peña de pie
Con más noches que la luna, estaba todo bien
Probaste fortuna en 1996
de Málaga hasta La Coruña durmiendo en la estación de tren
La estrella de los tejados, lo mas Rock&Roll de por aquí
los gatos andábamos colgados, Lady Madrid
Más viciosa que ninguna, pero tan difícil de coger
tuvo un piso en las alturas, handle with care
Probaste fortuna con héroes de barrio y conmigo también
algunos todavía dudan si vas a volver..
La estrella de los tejados, lo más Rock&Roll de por aquí
los gatos andábamos colgados, Lady Madrid
Pitillos ajustados, era The Burning, Ronaldos y Lou Reed
y nunca hablaron los diarios de Lady Madrid
Escúchala.
Con más noches que la luna, estaba todo bien
Probaste fortuna en 1996
de Málaga hasta La Coruña durmiendo en la estación de tren
La estrella de los tejados, lo mas Rock&Roll de por aquí
los gatos andábamos colgados, Lady Madrid
Más viciosa que ninguna, pero tan difícil de coger
tuvo un piso en las alturas, handle with care
Probaste fortuna con héroes de barrio y conmigo también
algunos todavía dudan si vas a volver..
La estrella de los tejados, lo más Rock&Roll de por aquí
los gatos andábamos colgados, Lady Madrid
Pitillos ajustados, era The Burning, Ronaldos y Lou Reed
y nunca hablaron los diarios de Lady Madrid
Escúchala.
domingo, 6 de junio de 2010
Por un momento, Mary se dio la satisfacción de imaginarse viendo el mundo a través de los perfectos ojos de Bella, caminando con las perfectas piernas de Bella y echándose el perfecto pelo de Bella sobre los hombros.
Fantasear le divirtió mucho. Decidió que iría a la ciudad de Nueva York y se pavonearía por la Quinta Avenida, vestida con ropa fabulosa. No, mejor la playa. Iría a la playa con un bikini negro. Diablos, con un tanga, es mucho mejor que un bikini negro.
Bueno, bueno, las fantasías empezaban a ir demasiado lejos.
Aún así, hubiera sido grandioso, por una vez, que un hombre se quedara mirándola con total admiración. Tenerlo... cautivado. Sí, esa era la palabra. Le hubiera encantado que un hombre se sintiera cautivado por ella.
Pero eso nunca sucedería. Esa época de su vida, la de juventud, belleza y fresca sensualidad había pasado. De hecho, nunca había existido. Y ahora era una mujer nada especial, de treinta y un años, que llevaba una vida muy difícil a causa del cáncer.
Mary gimió. No sentía pánico, pero estaba hundida hasta el cuello en autocompasión. Y ésta era turbia, pegajosa y desagradable.
J.R. Ward, La hermandad de la Daga Negra - libro 1, Amante Oscuro.
Fantasear le divirtió mucho. Decidió que iría a la ciudad de Nueva York y se pavonearía por la Quinta Avenida, vestida con ropa fabulosa. No, mejor la playa. Iría a la playa con un bikini negro. Diablos, con un tanga, es mucho mejor que un bikini negro.
Bueno, bueno, las fantasías empezaban a ir demasiado lejos.
Aún así, hubiera sido grandioso, por una vez, que un hombre se quedara mirándola con total admiración. Tenerlo... cautivado. Sí, esa era la palabra. Le hubiera encantado que un hombre se sintiera cautivado por ella.
Pero eso nunca sucedería. Esa época de su vida, la de juventud, belleza y fresca sensualidad había pasado. De hecho, nunca había existido. Y ahora era una mujer nada especial, de treinta y un años, que llevaba una vida muy difícil a causa del cáncer.
Mary gimió. No sentía pánico, pero estaba hundida hasta el cuello en autocompasión. Y ésta era turbia, pegajosa y desagradable.
J.R. Ward, La hermandad de la Daga Negra - libro 1, Amante Oscuro.
viernes, 4 de junio de 2010
Nubes rosas.
¡Si, están rosas! Y el cielo rojo, rojo sangre. Y el sol amarillo huevo fosforito que destaca ostentoso entre el paisaje.
La repisa de la ventana no es suficiente, nunca lo ha sido. Nunca ha conseguido minimizar las ganas irrefrenables de salir, de apoyarse en las manillas y.. desaparecer. De hacerse paso entre las cortinas, vaporosas y gastadas, y saltar. Romper los cristales en mil pedacitos que reluzcan bajo la luz dorada. Dejarse llevar y fundirse con esas nubes color algodón de azúcar.
Ojalá tuviera alas, unas pobladas grandes y blancas. Fuertes, tanto que consiguieran elevar mi peso y llevarme hasta el sur. Y que me dejaran caer a tu lado con la ligereza de una pluma..
Quiero tirarme. No para morir, nada de ideas suicidas. Tan solo es evasionismo, solo el deseo inocente de llegar hasta ti.
Suspiro. Una idea asoma en mi cabeza: pueden separarnos miles de kilómetros, pero las dos miramos el mismo cielo. Me reconforta.
Quiero creer que es así, que tú también piensas en mí en este mismo instante.
Recuerdo el domingo que nos moríamos por pasar abrazadas el día entero tiradas en la cama.
El aire caliente mueve las puntas de mi pelo y lo mece. Quiero verte.
Sueño despierta, cierro los ojos y te imagino a mi lado. Cuerpo con cuerpo, mirando hacia el infinito.
Entristece darse cuenta de que lo único que hay al abrirlos es mar. Por todas partes. Azul, cristalino, agitado. Estoy segura de que lo cruzaría para verte. Sonrío ante tal perspectiva, pienso que no me importará pasar frío mientras nado.
Ahora me apetece subir a un tejado. A ese naranja del caserón que está justo al lado de la playa. Sentarme en él y ver atardecer el resto de la eternidad.
Se ha echo de noche mientras escribo. Huele a verano, escucho un grillo.
Se han ido las nubes.
¡Una estrella! Corre, mira el cielo, ¿la ves?
Pues.. mirémosla juntas.
La repisa de la ventana no es suficiente, nunca lo ha sido. Nunca ha conseguido minimizar las ganas irrefrenables de salir, de apoyarse en las manillas y.. desaparecer. De hacerse paso entre las cortinas, vaporosas y gastadas, y saltar. Romper los cristales en mil pedacitos que reluzcan bajo la luz dorada. Dejarse llevar y fundirse con esas nubes color algodón de azúcar.
Ojalá tuviera alas, unas pobladas grandes y blancas. Fuertes, tanto que consiguieran elevar mi peso y llevarme hasta el sur. Y que me dejaran caer a tu lado con la ligereza de una pluma..
Quiero tirarme. No para morir, nada de ideas suicidas. Tan solo es evasionismo, solo el deseo inocente de llegar hasta ti.
Suspiro. Una idea asoma en mi cabeza: pueden separarnos miles de kilómetros, pero las dos miramos el mismo cielo. Me reconforta.
Quiero creer que es así, que tú también piensas en mí en este mismo instante.
Recuerdo el domingo que nos moríamos por pasar abrazadas el día entero tiradas en la cama.
El aire caliente mueve las puntas de mi pelo y lo mece. Quiero verte.
Sueño despierta, cierro los ojos y te imagino a mi lado. Cuerpo con cuerpo, mirando hacia el infinito.
Entristece darse cuenta de que lo único que hay al abrirlos es mar. Por todas partes. Azul, cristalino, agitado. Estoy segura de que lo cruzaría para verte. Sonrío ante tal perspectiva, pienso que no me importará pasar frío mientras nado.
Ahora me apetece subir a un tejado. A ese naranja del caserón que está justo al lado de la playa. Sentarme en él y ver atardecer el resto de la eternidad.
Se ha echo de noche mientras escribo. Huele a verano, escucho un grillo.
Se han ido las nubes.
¡Una estrella! Corre, mira el cielo, ¿la ves?
Pues.. mirémosla juntas.
Ego.
Hoy me siento un conjunto inútil de imperfecciones variadas.
Me desagrada hasta mi propio olor. Mi pelo con un flequillo odiosamente vulgar. Mis uñas descuidadas. Mis brazos, antebrazos y muñecas.
Aborrezco cada doblez de mi piel demasiado blanca. La forma de mis pechos, la anchura de mis caderas y hombros, mi repulsivo abdomen.
Odio mi nariz que siempre parece más grande de lo que es en realidad. Mis orejas, el dibujo que forman las líneas de mi mandíbula.
Me asquean mis muslos y el par de rodillas que los siguen. Mi manera de hablar, de expresarme, de pensar. Mi lengua que mezcla y se pierde entre las palabras, que nunca va acorde a la velocidad de mi cerebro, que vacila en cada frase. El tono de mi voz que no logra alzarse por encima de las demás como le gustaría.
Hoy tengo la cabeza y las manos demasiado grandes. Bueno no, todo. Mi cuerpo se me antoja enorme y desproporcionado. Deforme. Anormal.
Me molesta incluso la postura que tomo al sentarme y la cara que tengo cuando estoy pensativa. Me da una vergüenza espantosa que alguien me mire porque no quiero que me descubra. Me da la impresión de ser un grotesco capricho de la naturaleza.
Hoy me he decidido a sincerarme, qué mierda. Ahora que ya no te tengo a mi lado para decirme lo que pensar sobre mi persona, confieso abiertamente darme asco.
Es inexplicable lo que siento al mirarme al espejo cada mañana.
Me desagrada hasta mi propio olor. Mi pelo con un flequillo odiosamente vulgar. Mis uñas descuidadas. Mis brazos, antebrazos y muñecas.
Aborrezco cada doblez de mi piel demasiado blanca. La forma de mis pechos, la anchura de mis caderas y hombros, mi repulsivo abdomen.
Odio mi nariz que siempre parece más grande de lo que es en realidad. Mis orejas, el dibujo que forman las líneas de mi mandíbula.
Me asquean mis muslos y el par de rodillas que los siguen. Mi manera de hablar, de expresarme, de pensar. Mi lengua que mezcla y se pierde entre las palabras, que nunca va acorde a la velocidad de mi cerebro, que vacila en cada frase. El tono de mi voz que no logra alzarse por encima de las demás como le gustaría.
Hoy tengo la cabeza y las manos demasiado grandes. Bueno no, todo. Mi cuerpo se me antoja enorme y desproporcionado. Deforme. Anormal.
Me molesta incluso la postura que tomo al sentarme y la cara que tengo cuando estoy pensativa. Me da una vergüenza espantosa que alguien me mire porque no quiero que me descubra. Me da la impresión de ser un grotesco capricho de la naturaleza.
Hoy me he decidido a sincerarme, qué mierda. Ahora que ya no te tengo a mi lado para decirme lo que pensar sobre mi persona, confieso abiertamente darme asco.
Es inexplicable lo que siento al mirarme al espejo cada mañana.
lunes, 31 de mayo de 2010
Quien no haya pasado tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...
Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito...
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acaba y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido...
Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito...
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acaba y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido...
Michael Ende, La historia interminable.
sábado, 29 de mayo de 2010
domingo, 23 de mayo de 2010
Tachi.
Es el término para referirse a la mujer de personalidad activa o bien a la mujer que toma la iniciativa y busca seducir a la otra para comenzar una relación.
Las mujeres llamadas Tachi presentan rasgos masculinos y un perfil andrógino. Se caracterizan por llevar el pelo corto y usar ropa poco femenina aunque a veces no se sigue este patrón y simplemente se le denomina Tachi a la mujer que tiene el papel dominante en la relación. Son chicas fuertes, independientes y seguras de sí mismas, rasgos que consiguen atraer a las Neko ya que estas suelen carecer de ellos. Si se enamoran de verdad consiguen cautivar a una Neko hasta que esta cae rendida a sus pies.
Neko.
En japonés, significa gato.
Es el término para referirse a la mujer de personalidad pasiva en una relación o bien una mujer que es cortejada por otra.
Las neko no difieren de cualquier mujer heterosexual en lo que respecta a feminidad y cuidado de la apariencia. Es aplicable a cualquier chica que no acostumbre vestirse como un hombre, sin importar si su personalidad es fuerte o débil. Simbolizan la ambigüedad femenina, ya que si bien una gata puede ser hermosa, tierna y adorable también puede sacar las garras para defenderse o atacar. Son chicas extremadamente sensibles que una vez eligen a su Tachi no suelen dar marcha atrás.
A los ojos de los demás es un simple colgante, pero el cascabel que llevo al cuello simboliza el pequeño y poderoso dominio que ejerces sobre mí, mi entera disposición a tu persona. A tus preguntas, a tus antojos, a tu tristeza. A tu cuerpo y alma..
Puede sonar obsceno, porque en parte lo es, ¿para qué mentir? Es.. un vínculo perfecto en el que a una le gusta depender y a la otra que dependan de ella.
Aunque en realidad sea amor.
Es llevar de manera voluntaria tu nombre, tu presencia, alrededor de mí. Hacerle saber al mundo que mi ser te pertenece. Demostrarte que estás conmigo en cada pensamiento, que tu sola existencia me condiciona. Que me has ganado, que ya solo para tí seré transparente. Que contigo vuelvo a ser inocente y que eso me encanta.
Es como llevar el corazón al descubierto.
Hace que no sepa qué escribir ni cómo escribirlo, pero es irrelevante, porque solo tú sabes hasta qué punto es importante algo tan banal.
¿No reconoces el otro, verdad? Fue un hallazgo pero en seguida supe donde colocarlo. A tu lado. Y el significado es tan claro..
La llave de mi corazón y un cascabel de neko.
Es el término para referirse a la mujer de personalidad activa o bien a la mujer que toma la iniciativa y busca seducir a la otra para comenzar una relación.
Las mujeres llamadas Tachi presentan rasgos masculinos y un perfil andrógino. Se caracterizan por llevar el pelo corto y usar ropa poco femenina aunque a veces no se sigue este patrón y simplemente se le denomina Tachi a la mujer que tiene el papel dominante en la relación. Son chicas fuertes, independientes y seguras de sí mismas, rasgos que consiguen atraer a las Neko ya que estas suelen carecer de ellos. Si se enamoran de verdad consiguen cautivar a una Neko hasta que esta cae rendida a sus pies.
Neko.
En japonés, significa gato.
Es el término para referirse a la mujer de personalidad pasiva en una relación o bien una mujer que es cortejada por otra.
Las neko no difieren de cualquier mujer heterosexual en lo que respecta a feminidad y cuidado de la apariencia. Es aplicable a cualquier chica que no acostumbre vestirse como un hombre, sin importar si su personalidad es fuerte o débil. Simbolizan la ambigüedad femenina, ya que si bien una gata puede ser hermosa, tierna y adorable también puede sacar las garras para defenderse o atacar. Son chicas extremadamente sensibles que una vez eligen a su Tachi no suelen dar marcha atrás.
A los ojos de los demás es un simple colgante, pero el cascabel que llevo al cuello simboliza el pequeño y poderoso dominio que ejerces sobre mí, mi entera disposición a tu persona. A tus preguntas, a tus antojos, a tu tristeza. A tu cuerpo y alma..
Puede sonar obsceno, porque en parte lo es, ¿para qué mentir? Es.. un vínculo perfecto en el que a una le gusta depender y a la otra que dependan de ella.
Aunque en realidad sea amor.
Es llevar de manera voluntaria tu nombre, tu presencia, alrededor de mí. Hacerle saber al mundo que mi ser te pertenece. Demostrarte que estás conmigo en cada pensamiento, que tu sola existencia me condiciona. Que me has ganado, que ya solo para tí seré transparente. Que contigo vuelvo a ser inocente y que eso me encanta.
Es como llevar el corazón al descubierto.
Hace que no sepa qué escribir ni cómo escribirlo, pero es irrelevante, porque solo tú sabes hasta qué punto es importante algo tan banal.
¿No reconoces el otro, verdad? Fue un hallazgo pero en seguida supe donde colocarlo. A tu lado. Y el significado es tan claro..
La llave de mi corazón y un cascabel de neko.
sábado, 22 de mayo de 2010
Sentimientos
...que se instalan silenciosos.
Que se juntan en el estómago.
Que se aferran. Que queman. ¿Cómo lo expico? Que pesan, y mucho.
Dan vueltas. Hacen que el corazón se independice y lata a su merced. Se mueven descarados a su antojo por cada rinconcito de mi cuerpo, apoderándose de todo sin remedio. No me dejan respirar, taponan la garganta, paralizan.
Están ahí, latentes, esperando el momento para salir a la luz. Llegan inesperados y me derrotan así, sin más.
Nublan la mente y dañan el espíritu desordenándolo todo allá por donde pasan, cual huracán. Y cada vez consiguen tomar más rápido el control.
Son emociones profundas y delicadas que lastiman y consuelan, todo a la vez.
Se acumulan hasta que, sin avisar, se evaporan. Salen, se liberan.
Como mariposas..
Que se juntan en el estómago.
Que se aferran. Que queman. ¿Cómo lo expico? Que pesan, y mucho.
Dan vueltas. Hacen que el corazón se independice y lata a su merced. Se mueven descarados a su antojo por cada rinconcito de mi cuerpo, apoderándose de todo sin remedio. No me dejan respirar, taponan la garganta, paralizan.
Están ahí, latentes, esperando el momento para salir a la luz. Llegan inesperados y me derrotan así, sin más.
Nublan la mente y dañan el espíritu desordenándolo todo allá por donde pasan, cual huracán. Y cada vez consiguen tomar más rápido el control.
Son emociones profundas y delicadas que lastiman y consuelan, todo a la vez.
Se acumulan hasta que, sin avisar, se evaporan. Salen, se liberan.
Como mariposas..
Suscribirse a:
Entradas (Atom)